El corresponsal de Sputnik acompañó a los soldados sirios en esta operación que podría conducir a la derrota total de Daesh en la ciudad.
La antesala de la batalla
Tras una serie de victorias en el sudeste y este de Deir Ezzor los destacamentos de avanzada del Ejército sirio llegaron hasta las orillas del Éufrates.
Anoche un grupo de reconocimiento cruzó el río en botes neumáticos para establecer el emplazamiento de las principales fuerzas de los terroristas y de sus baterías de fuego.
Cruce pesado
Desde la madrugada los blindados y camiones pesados avanzaron hacia el río siguiendo la orden de los oficiales.
Primero atraviesan el caudal cuatro anfibios con las escuadras que deberán garantizar el cruce seguro de los tanques y los vehículos pesados con municiones y pertrechos.
Pasan menos de 30 minutos y los soldados ya están al otro lado del Éufrates y se lanzan a la ofensiva.
"Es evidente que los terroristas no esperaban esta visita. Ahora vamos a trasladar los vehículos. Desplieguen el primer pontón. Apresúrense, nuestros chicos necesitan apoyo", ordena un general a sus soldados.
Un destacamento de asalto se prepara para cruzar el río y dan prisa al conductor.
"Apresúrate, tenemos que apoyar a los nuestros, necesitan municiones", alienta el comandante de uno de los pelotones.
Al llegar a la otra orilla los militares se colocan un distintivo en el brazo y verifican sus equipos.
Nos reciben los soldados de la unidad de reconocimiento en medio del trequeteo de las ametralladoras a uno o dos kilómetros del Éufrates.
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Durante las primeras horas de los combates los soldados sirios lograron apoderarse de dos camiones de los terroristas con armas y municiones.
"Los sorprendimos, no tuvieron tiempo de huir. Ahora es más complicado, el enemigo se ha dado cuenta de lo que sucede y trata de contraatacar por los flancos. Los combates más fuertes se producen en Jafrah", cuenta uno de los soldados.
En la zona operan los grupos mejor preparados de Daesh y han pasado al contraataque con fuego de mortero.
Los terroristas suicidas hicieron volar dos coches bomba cargados de explosivos.
El primer prisionero
"Hemos capturado a uno de los terroristas, pregúntale lo que quieras, te doy cinco minutos", me dice el capital Raid con quien nos encontramos antes en otras zonas de Deir Ezzor.
En un vehículo se encuentra un hombre barbudo con la pierna herida.
"Me llamo Mohamed, soy de Al Raqa. Desde hace dos años vivo en Mayadeen (una ciudad al este de Deir Ezzor). Agua, por favor, estoy desangrándome", dice el terrorista prisionero.
"No somos salvajes, lo necesitamos con vida. Estoy seguro de que Mohamed de Al Raqa nos quiere contar muchas cosas interesantes. ¿No es así, Mohamed?", dice el comandante y le alcanza una botella de agua.
Tras beber el líquido, el prisionero revela detalles interesantes. Dice que muchos terroristas huyeron de Deir Ezzor después de que las tropas sirias rompieran el cerco.
Los radicales aprovechan las noches para sacar a sus familias de Deir Ezzor, temen ser rodeados. A día de hoy en las zonas ocupadas por los terroristas casi no hay civiles.
"Pertenezco a Daesh desde hace dos años. Trabajo en la tesorería. En nuestras filas hay muchos extranjeros, entre ellos árabes y oriundos del Cáucaso, son buenos combatientes", afirma el prisionero.
El tiempo apremia y el comandante Raid da por terminada la conversación y ordena que trasladen al herido al hospital.
Mientras tanto, los tanques y los camiones pesados lograron cruzar el río y se dirigen directamente a la zona de los combates.
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Daesh en un repliegue desesperado comenzó a sembrar de minas barrios enteros y las aldeas.
Según detectó la inteligencia militar, los terroristas minaron también sus túneles subterráneos.
Al llegar al Éufrates, el Ejército sirio cortó la principal vía por la que los terroristas recibían pertrechos.
Desde el oeste avanzan los 'Tigres', comandos de élite de las fuerzas gubernamentales, y en cuanto recuperen el control de la orilla occidental del río y se unan a la quinta división, el cerco se cerrará sobre los terroristas en Deir Ezzor.