La céntrica Avenida de Mayo sirvió de escenario para este festival, que cada año congrega a la importante colectividad rusa en Argentina. La celebración fue abierta por el embajador de Rusia, Viktor Koronelli, quien pidió un minuto de silencio para las víctimas del avión ruso A321 que cayó en la península del Sinaí.
Este año, el festival, que es organizado en conjunto por la ciudad de Buenos Aires, la embajada de Rusia, el Consejo Coordinador de Compatriotas de Rusia y la Casa de Rusia, fue parte de las actividades de conmemoración de los 130 años de establecimiento de relaciones diplomáticas entre Argentina y Rusia.
El espectáculo, que se realizó en la céntrica Avenida de Mayo, se prolongó durante toda la tarde, y contó con la presencia de grupos artísticos de los clubes de las colectividades rusas de la provincia de Misiones, de la ciudad de Mar del Plata, de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires.
Valery Kucherov, jefe de la Casa de Rusia, señaló a Sputnik, que, dentro de las actividades próximas en el marco del festejo de 130 años de relaciones diplomáticas, se realizará una gran fiesta popular el 5 y 6 de diciembre en el Parque Centenario de Buenos Aires, con grupos de danza y canto provenientes de Rusia, y exposiciones al aire libre. Del 7 al 11 de diciembre se llevará a cabo la semana del cine ruso. “Los argentinos conocen el cine ruso de la época soviética, pero no conocen el cine moderno. El festival va a ser del cine moderno, con las películas más recientes”, señaló.
Este festival es un fenómeno único en América Latina. Hay muy pocas ciudades del mundo donde la fuerza de la diáspora permite organizar una presentación de nivel tan profesional e importante. Argentina es uno de los pocos países donde esto se puede hacer. Esto muestra que las relaciones culturales argentino rusas tienen una base muy grande, porque los primeros inmigrantes rusos llegaron hace mas de cien años y sembraron las primeras semillas de la cultura rusa en esta tierra, semillas que dieron sus frutos, y ahora lo estamos viendo”, agregó.
El evento ya se ha convertido en una actividad tradicional de la ciudad. A los lados de la avenida, en los puestos de venta de comidas, se forman largas filas para probar“shashlik”,“pelmenis”,“varenikis”o “blinis”, se venden camisetas y artesanías típicas, o se puede escuchar una clase gratuita de ruso al aire libre. Por eso, no es raro encontrar turistas y argentinos, que se acercan para compartir con los rusos su fiesta porteña.
