La esperanza de un joven paciente contra la fría burocracia de EEUU

© AP Photo / El ImparcialJosé Chúa López (izda.) con su madre Mayra
José Chúa López (izda.) con su madre Mayra - Sputnik Mundo
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"Mi hijo ha llorado mucho cuando le negaron por segunda vez la visa a EEUU", cuenta Mayra, madre de José Chúa López, un joven mexicano esperanzado en viajar a la Clínica Mayo en Rochester para sus primeros análisis en busca de un trasplante de hígado y corazón.

El martes pasado, Mayra y José, de 20 años, quien nació con arteria cruzada y un mal cardíaco, se presentaron ilusionados en el consulado estadounidense en su ciudad, Hermosillo, en el desértico estado de Sonora, fronterizo con Arizona, según ellos, a recoger una visa humanitaria, luego que la primera solicitud para un permiso de turista les fuese denegada.

"Nos habían negado la visa de turista en noviembre, pero nos dijeron que existía la posibilidad de una visa humanitaria, y la solicitamos. En el consulado entramos rápido a la cita, nos atendieron directo por su estado de salud, pero el agente migratorio nos dijo que lamentaba mucho negarle la visa, porque no existe la visa humanitaria", recuerda la madre.

"Fue muy duro para él, José ha pasado toda su vida en hospitales, ha resistido tres operaciones de corazón abierto; sabe que hay mucho apoyo de la gente, en México y EEUU, y él creía que ahora sí se iba a resolver su pedido de visa, no se esperaba una negativa por segunda vez", a solo diez días de la cita médica.

Cuando les sugirieron tramitar una visa humanitaria, y demostrar que su hijo tiene una cuenta con fondos suficientes, Mayra, una madre soltera sin el apoyo del padre desde la infancia de José, empleada administrativa de una empresa alemana fabricante de arneses para automóviles, comenzó a juntar el dinero.

"Organizamos eventos, colectas, rifas, juntamos poco más de 15.000 dólares y enviamos el estado de cuenta al consulado de EEUU, luego nos pidieron la carta de la Clínica Mayo confirmando la cita, y la enviamos", recuerda la madre.

El calvario burocrático no paró allí. "Después querían saber qué tratamiento le van a hacer a José, y cuánto va a costar". La Clínica Mayo envió otra carta con esa información; y escribió que lo querían ver en 10 días.

Fueron citados a recibir la respuesta. Aquella mañana pensaron: "sería inhumano que nos la negaran; porque el trámite de la visa humanitaria me lo mencionaron ellos mismos (el consulado de EEUU) y saben que una fundación en Alabama nos está ayudando". Es Latinos Unidos, presidida por Kevin Forbes.

El precio de la vida: 2 millones de dólares

El obstáculo de viajar a una evaluación preliminar es apenas el primer eslabón de una cadena que puede durar años.

Si ha sido cuesta arriba recaudar los 15.000 dólares y conseguir los dos boletos de avión, donados por una voluntaria, para la primera cita en una prestigiosa clínica de EEUU, entrar a la lista de espera por un corazón y un hígado, compatibles con el martirizado cuerpo de José, puede durar hasta año y medio, y para entonces habrá que pagar 2 millones de dólares por el trasplante.

Mayra no se arredra, tiene la fe y el coraje para seguir luchando por la vida de su hijo. Ha llamado a todas las puertas de voluntarios civiles a ambos lados de la frontera, médicos, religiosos. También políticos, que son muy rápidos en declarar a periodistas su disposición a colaborar, pero muy lentos en realizar acciones.

"Hemos leído que el Gobernador de Sonora (Guillermo Padrés) y la cancillería del Gobierno de México han dicho que quieren ayudar, pero hasta este fin de semana, después de que nos negaron la visa, no nos han contactado", se lamenta Mayra.

Hace un año y medio habló con el Gobernador de su estado norteño: "Él prometió ayudarme; pero pasó el tiempo hasta que me dio un donativo, apenas hace un mes, de 20.000 pesos (1.300 dólares), me los entregó su secretaria".

En su soledad de madre, Mayra relata que José nunca ha tenido el apoyo de su padre: "El papá no lo ayuda, nunca lo ha apoyado. Él vive en Tucson, Arizona, y hace seis meses la Corte lo obligó allí a darle una ayuda de 200 dólares al mes a José, sin considerar la urgencia de su tratamiento".

Las tres operaciones de corazón abierto, los apoyos, la primera cita en la Clínica Mayo, los 15.000 dólares, el trámite ante el consulado de EEUU, "todo lo he logrado con mi trabajo, préstamos de la empresa Leoni para la cual trabajo, del sindicato, de la familia, eventos que organizamos".

Tras la segunda negativa de la cita, Mayra siente el abandono del Gobierno, aunque ha leído las declaraciones: "No sé si han hecho algo, no he recibido ninguna comunicación, ni de la cancillería ni del Gobernador". Como sea, ella sabe que cuenta con una cálida luz lejana, al otro lado de la frontera.

Latinos unidos versus la burocracia

Al otro lado del teléfono, K.B. Forbes, presidente de Latinos Unidos de EEUU, suena cansado. Ha pasado las últimas semanas peleando con la burocracia, sorteando trabas, rellenando formularios y, finalmente, ante la imposibilidad de que el Departamento de Estado de EEUU hiciera algo por José, ha acudido a los medios.

"Mire, José primero pidió una visa turística y no calificó. El consulado de Hermosillo en México le obligó entonces a hacer otro, e increíblemente el martes pasado se lo denegaron. Ese mismo día contacté con los oficiales en Washington DC y me respondieron con un correo electrónico, el miércoles por la mañana, en el que me derivaban a un número automatizado, un 1-800".

Pero Forbes no se rindió, y logró encontrar al director del departamento de visas del Departamento de Estado. "Me derivó a otra persona el miércoles por la noche, con la que hablé durante cuarenta minutos, pero quedó claro que no había nada que hacer, y era necesario aplicar con el Homeland Security Department".

Esa misma noche "José, su mamá y yo hicimos el papeleo y la mamá se fue a Tucson, en Arizona, en autobús, y yo envié los papeles al Departamento de Estado y les pedí que iniciaran el proceso con el Departamento de Homeland Security. A mediodía envié un correo electrónico al Departamento de Estado y tardaron seis horas en responder. No hicieron nada".

Acostumbrado a pelear por los desfavorecidos en el corazón de los laberintos burocráticos, Forbes avisó por correo que pediría una investigación a una comisión del Congreso. "Después envié un comunicado a toda la prensa, explicando cómo el Departamento de Estado, por cuarta vez, lo había hecho todo mal, porque es la verdad, son unos incompetentes".

Finalmente, convencido de que era inútil seguir esa vía, llamó al Departamento de Homeland Security, que decide sobre las visas humanitarias, "y era tan temprano que la gente de seguridad me puso con el portavoz de Homeland Security. Le pedí ayuda y prometió que ayudaría, y ha cumplido. El visado humanitario suele tardar varios meses en obtenerse, y ya nos han informado que lo recibiremos la semana que viene". El oficial encargado del caso contactó personalmente con la madre de José y conmigo, "les he agradecido que hayan hecho las cosas con compasión y eficacia".

Un dinosaurio insensible

Más allá del desinterés por la tragedia de José, Forbes opina que en realidad "la gente del Departamento de Estado no sabe lo que hace". Así, mientras "muchos hablan de reforma migratoria, hay que pensar en reformar también el servicio a los clientes, porque el sistema es muy antiguo, es un dinosaurio, y muchas veces olvidan que trabajan con seres humanos. Necesitamos que dejen tratar a la gente como números en una base de datos, y comiencen a tratarla como a seres humanos".

Pero la obtención del visado para José no garantiza, en absoluto, que sea operado. "No, no, primero tendrá que viajar a la Clínica Mayo para que lo evalúen, para saber si es un candidato. Un doble trasplante es algo muy complicado, y encima muchas de las personas que lo necesitan no pueden calificar al estar su organismo demasiado deteriorado, y estos brutos del Departamento de Estado, porque es lo que son, gastaron meses, semanas y horas, y hoy José está mucho peor que cuando comenzó el primero de los dos procesos, en septiembre, y no sabemos si pasará el examen".

Si la respuesta es afirmativa y lo consideran un candidato, José tendrá que esperar hasta dos años a que tengan dos órganos disponibles.

"Tristemente la mayoría de la gente muere antes de conseguir el trasplante. El propio médico me dijo que no quiere darme esperanzas, entre otras cosas porque solo el 10% de los trasplantes van a extranjeros".

Sea como sea, Forbes, la gente de Latinos Unidos, ni pierde la esperanza ni renuncia al sueño de que José logre curarse. De hecho, ya planea los siguientes pasos de esta larga, extenuante batalla, nada menos que "una campaña para recaudar los millones de dólares necesarios para afrontar esta operación extraordinaria".

La fuerza de dos y una luz lejana

Los avances que se han hecho en la Clínica Mayo y el departamento de Estado son un logro de Kevin Forbes desde Alabama, "yo no entiendo mucho de trámites –admite Mayra-, vamos paso a paso".

Ella esperaba ansiosa la primera cita con la esperanza en EEUU, para después emprender la gran travesía por la vida de su hijo en una lista de espera y la recaudación de los 2 millones de dólares.

"José lo merece, ha pasado por mucho. Él siempre sonríe y dice que está muy bien, no está deprimido a pesar de su estado físico, y eso lo saca adelante", se consuela la madre.

Hay días difíciles de donde ambos sacan más fuerzas.

"Esos días pasan, la pasamos mal juntos, tenemos fe; pero José ya no tiene tiempo, una vez que lo acepten tendrá que esperar, un año y medio más".

¿Y el futuro?: "Él tiene un proyecto de vida, quiere estudiar medicina para enseñar lo que ha aprendido como paciente, lo veo con fuerzas y sé que lo va a lograr".

El sufrimiento físico del hijo enfermo ha fortalecido a Mayra, agradecida con toda la gente que la apoya: el cardiólogo cirujano cardiovascular, Rodolfo Siordia, por ejemplo "él le ha hecho las tres cirugías, pero el doble trasplante de órganos no se hace en México"; Latinos Unidos, los apoyos del alcalde de Hermosillo, Ernesto Duarte, y la tardía reacción del gobernador y el Gobierno federal. Todo lo agradece, no hay un dejo de reproche en su voz.

Mayra no ha tenido tiempo de dedicarse a trámites, la semana que pasó José ha tenido que acudir al tratamiento de rutina mensual, debe ser internado dos días y tarda otras jornadas más en recuperarse. Así ha vuelto este fin de semana a su cotidiana batalla por la vida.

La breve presentación de José en su página de internet reza: "Mi diagnostico actual es ventrículo único (…) necesito este doble trasplante antes de que mi salud empeore y dañe a mas órganos, actualmente tengo una gran oportunidad en Clínica Mayo en Rochester Minessota". Sus ilusiones se han estrellado en la frontera dos veces; pero no es el fin del camino por la vida.

 

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