Sputnik habló con algunos altos representantes de la Iglesia rusa para conocer su opinión respecto a esta situación, que amenaza con acabar con la unidad del cristianismo ortodoxo.
La decisión fue tomada durante una reunión del Sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa, presidido por el patriarca de Moscú y toda Rusia, Kiril. El encuentro se centró en dar una valoración adecuada a la iniciativa del patriarca de Constantinopla, Bartolomé I.
Bartolomé I está considerado 'el primero entre iguales' y porta el cargo honorífico de patriarca ecuménico. No obstante, tiene la autoridad exclusiva de reconocer a los nuevos patriarcados.
Sin embargo, el conflicto actual tiene raíces mucho más profundas, porque Constantinopla quiere hacer cambios en la Iglesia ortodoxa que son ajenos a ella, como el principio del mando único, aseveró a Sputnik el representante oficial de la Iglesia rusa, Vajtang Kipshidze.
Esto quiere decir que el patriarca de Constantinopla será capaz de dictar sus decisiones al resto de los líderes de las iglesias ortodoxas, algo que lo asemejaría con el papa católico. Es poco probable que al resto de los patriarcas le guste esta idea, añadió Kipshidze.
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En la actualidad, la autoridad máxima en la Iglesia ortodoxa es el Consejo Panortodoxo, que toma las decisiones por acuerdo colegial de los 14 jefes de las iglesias autocéfalas. Este órgano no tiene un líder que pueda ejercer su poder de acuerdo con el principio del mando único.
Este suceso va a tener consecuencias graves porque, a partir de ahora, la congregación del Patriarcado de Moscú no podrá recibir la eucaristía en las iglesias del Patriarcado de Constantinopla. Además, los sacerdotes de la Iglesia rusa no serán capaces de decir misa junto a los representantes de Constantinopla.
El Patriarcado de Moscú entiende los inconvenientes que pueda causar la decisión en los creyentes, pero esta estará en vigor hasta que Constantinopla cambie su decisión, explicó en una entrevista con Sputnik el portavoz del patriarca Kiril, sacerdote Alexandr Vólkov.
"No es una herramienta de presión, sino una posición canónica. Insistimos en que no podemos seguir con la comunicación eucarística con personas que, por su parte, entraron en contacto con los impulsores del cisma y de esta manera los apoyaron", declaró el clérigo.
Quienes propiciaron el cisma han creado estructuras paralelas. Para cualquier feligrés de la Iglesia ortodoxa lo más importante es la misa, es decir, la posibilidad de rezo conjunto. La unidad de las iglesias ortodoxas se basa en el entendimiento mutuo de cánones sagrados, explicó Vólkov.
"Esa es la razón por la que nos llamamos cristianos. No importa el lugar de dónde provenimos, ni nuestra raza, ni el idioma, ni nada, estamos unidos en nuestro rezo, en la capacidad de estar en misa juntos", detalló.
Si una parte de la Iglesia ortodoxa deja de tener el entendimiento mutuo con el resto, entonces "tenemos que decirle a nuestros hermanos que están cometiendo un error", porque se unen a los impulsores del cisma, es decir, a los partidarios de la división, algo que se considera un gran pecado en la iglesia, concluyó Vólkov.
La concesión de la autocefalia a Ucrania supone que Constantinopla reconoce como canónicas la Iglesia ortodoxa ucraniana autocéfala y la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Kiev, estructuras eclesiásticas no reconocidas por la comunidad ortodoxa mundial.
El patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, ya había designado a dos representantes suyos en Kiev como parte de los preparativos para reconocer la autocefalia de la Iglesia ortodoxa de Ucrania. El Patriarcado de Moscú calificó la decisión del primado constantinopolitano de catastrófica para la ortodoxia mundial y de reconocimiento legal de la escisión.
La Iglesia ortodoxa de Ucrania del Patriarcado de Moscú, por su parte, catalogó ese paso de "acto ilegal" y señaló que el Patriarcado de Constantinopla en el pasado ya cayó en herejías, de manera que el propio jerarca de esa estructura podría ser excomulgado.