Miles de creyentes y peregrinos de diferentes países asistieron y escucharon la bendición del Papa.
El papa Francisco en su mensaje tradicional catalogó la resurrección de Cristo como "la verdadera esperanza del mundo, aquella que no defrauda", y llamó a la paz en Siria, todo Oriente Próximo, Ucrania y Corea del Norte.
Francisco recordó "la fuerza del grano de trigo, esa del amor que se abaja y se entrega hasta el final, y que verdaderamente renueva el mundo", y pidió a esa fuerza frutos de paz para "la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no ve el fin".
"Que la luz de Cristo resucitado ilumine en esta Pascua las conciencias de todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente, asegurando al mismo tiempo las condiciones adecuadas para el regreso de los desplazados", dijo el Papa.
El Papa pidió además "frutos de paz" para Ucrania, "para que se fortalezcan los pasos en favor de la concordia y se faciliten las iniciativas humanitarias que necesita la población".
El jerarca de la Iglesia Católica demandó los "frutos de sabiduría" para quienes cuentan con responsabilidades políticas, "para que respeten siempre la dignidad humana, se esfuercen con dedicación al servicio del bien común y garanticen el desarrollo y la seguridad a los propios ciudadanos".
Al referirse a Venezuela, el primado eclesiástico expresó su esperanza en que ese país, "por la fuerza de la resurrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria".
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El Pontífice asimismo exigió una pronta reconciliación para la Tierra Santa, "que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos", para Yemen y para todo el Oriente Próximo.
Francisco instó además a proteger a los cristianos en aquellos países donde son perseguidos por sus ideales religiosos, mencionando a Sudán del Sur y la "atormentada" República Democrática del Congo.