Este proceso introduce tres novedades importantes: la gratuidad, la eliminación de la obligatoriedad de una doble sentencia conforme, y en los procesos más claros, que sea el propio obispo quien lleve la causa.
Alrededor de 400 nulidades matrimoniales se han visto en el Tribunal de la Rota Española en lo que va de 2015, casi las mismas que en 2014, un año que se cerró con 416 causas de nulidad presentadas y 488 sentencias dictadas.
El 70 por ciento de los procesos concluyen con la declaración del matrimonio como nulo.
Francisco destaca en los documentos que la reforma trata de acercar "a los fieles que se alejan ante las estructuras jurídicas de la iglesia a causa de las distancias física o moral".
El papa creó el año pasado una comisión especial, presidida por Pio Vito Pinto, decano del Tribunal de la Rota Romana, para simplificar estos trámites.
Francisco insiste en que "el principio de que el matrimonio católico es indisoluble", y que "la caridad y la misericordia exigen que la misma iglesia como madre se haga cercana a los hijos que se sienten separados".
En el nuevo canon 1763 coma 1 se dice que "en cada una de las diócesis, el juez en primera instancia para las causas de nulidad del matrimonio, para las que el derecho no contenga excepciones, es el obispo diocesano que puede ejercitar la potestad judicial personalmente o por medio de otros, a norma de derecho".
Según el Papa un juicio breve puede "poner en riesgo el principio del que el matrimonio es indisoluble" y por ello introdujo la posibilidad de "apelación".
La reforma se aprobó un mes después de que Francisco declarara que los divorciados no estaban excomulgados y seguían formando parte de la iglesia.
Jorge Mario Bergoglio advirtió entonces de las consecuencias que para los católicos podía tener desentenderse de los divorciados: "¿Cómo podemos pedirles a estos padres educar a sus hijos en la vida cristiana si están alejados de la vida de la comunidad?", se preguntó.
