Esta travesía —que piensa le llevará 10 años-, surgió a partir de la historia de su hermana Aline, quien murió con 28 años sin haberse tratado por miedo a la estigmatización social que aún persiste sobre el VIH/sida.
"Es una forma de homenajear a mi hermana, de estar en comunión. Ella falleció teniendo tres niños, lo descubrió cuando estaba embarazada del tercero. No se trató, porque tenía vergüenza de hablar sobre esto, incluso le pidió a mi mamá que fuera un secreto", contó a Sputnik el joven.
Para llevar adelante este proyecto, Marcelo se hospeda en casas de familia, centros culturales o religiosos que solidariamente lo reciben. La forma en que se mantiene es a través de una red que formó con 31 amigos, cada uno lo ayuda con 20 reales (cinco dólares) que se reparte para cada día del mes.
Ahora se encuentra en el inicio del viaje. Luego de cruzar distintas ciudades brasileñas, llegó a Uruguay donde recorre a pie parajes y pueblos. El cura brasileño cuenta que los pobladores se acercan y entran en contacto al verlo con el carro y el logo con la cinta roja distintiva del VIH.
En esta travesía los habitantes que más le impactaron fueron los del pueblo Fraile Muerto, ubicado en el departamento de Cerro Largo.
"Ellos fueron fantásticos, caminaron conmigo siete kilómetros antes de llegar, y después me llevaron hasta otro pueblo, Cerro de las Cuentas, y ahí caminaron 15 kilómetros más. Eran veteranas, jóvenes, niños, y una noche antes de salir hicieron un fogón con charlas, canciones. Fue genial y una experiencia que me marcó", dijo el caminante brasileño.