El socialista argentino Oscar González no subestimó la fuerza del Partido Popular, cuyas raíces se hunden en el falangismo y en el imperio que manejó España desde el fin de la Guerra Civil. “Es muy difícil que las nuevas formaciones políticas al calor de la crisis general que vive Europa, y en particular España, puedan producir revoluciones de carácter electoral”, dijo el político. Por otra parte la alianza Unidos Podemos apostó a la juventud. Sin embargo, en esa franja etaria que es la base social propia de Podemos, se registró una gran abstención. “Esto indica falta de liderazgo: probablemente esté en vías de consolidarse pero aún no ha fraguado”. González trazó además un interesante paralelismo entre España y Reino Unido y advirtió que los centros de poder están inquietos y piden a gritos “gobernabilidad y estabilidad”.
Este programa se focalizaó además en Africa, un continente rico y diverso pero mal conocido y evaluado generalmente a través de ideas negativas llenas de prejuicios.
“De los diez países que más crecieron en el mundo en el último año, seis son africanos”, explicó la especialista Marisa Pineau.
Se habló de la presencia de China y de la nueva intervención de los colonizadores europeos y norteamericanos a través de la OTAN; sobre los proyectos de Brasil y sobre la incomprensible falta de relación entre los países americanos y africanos con costas en el Océano Atlántico.
Por otra parte, se informó sobre el triunfo de Gudni Johannesson en las elecciones en Islandia, un país que está todavía afectado por el escándalo de los llamados “Panamá Papers” y por la crisis que empujo a la quiebra a varios bancos.
Más preocupante todavía es el boicot que los presidentes sudamericanos de derecha le hacen al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Según el régimen del Mercosur el presidente de Uruguay debería pasar la presidencia pro tempore del bloque a Maduro el 1° de julio. Pero el presidente interino de Brasil, Michel Temer, con cuestionada legitimidad y escasísimo respaldo popular, anunció que no iba a asistir a ese acto. Poco después los cancilleres de Argentina y Uruguay anunciaron que no se hacía la reunión y que el traspaso era a nivel de cancilleres, devaluando así a un organismo de gran importancia sudamericana. Brasil incluso anunció que pediría una revisión del Mercosur.
