Entre el 31 de diciembre —fecha de registro del primer enfermo por este nuevo virus en la ciudad china de Wuhan— y el 15 de abril, se diagnosticaron en todo el mundo más de dos millones de casos y más de 140.000 muertos a causa del COVID-19.
Las costumbres alimenticias de esta comunidad, que incluyen animales silvestres, fueron difundidas como las causantes de la propagación de este virus existente, por ejemplo, en los murciélagos. Sin embargo, la directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC), Silvia Ribeiro, aseguró que los verdaderos motivos hay que buscarlos en otros lados.
"Hay tres causas concomitantes que confluyen", indicó en diálogo con Sputnik. La primera se vincula con "el sistema de la cría industrial de animales; otra con la expansión de la frontera agrícola, que es la primera causa de deforestación y por tanto de afectación de los hábitats naturales. La tercera es con la expansión de las grandes aglomeraciones urbanas, que además son causa de deforestación", destacó.
Estas tres causas van creando situaciones ideales para la mutación más rápida de los virus, que junto con las bacterias "son parte de todos los seres vivos y son fundamentales para la evolución".
Un virus capitalista
Ribeiro graficó que se trata de "muchos individuos hacinados", sin posibilidad de moverse y por esa razón están "sometidos a tratamientos con antibióticos muy frecuentes, por lo que poseen un sistema inmunológico muy debilitado".
A estos animales llegan virus que "habían estado confinados por ejemplo en una población de murciélagos, que son uno de los reservorios. Se supone que el COVID de este año viene de murciélagos al igual que coronavirus anteriores del SARS en Asia y el MERS en Medio Oriente".
¿Cómo pasa a los humanos?
"Hay una destrucción de los hábitats donde los animales silvestres tienen una determinada contención equilibrada dentro de la evolución del animal y del medio, y pasan, obligados, a vivir a otros lugares", ilustró la entrevistada.
Estos son factores que "llevan adonde estamos ahora pero quedan como ocultos porque solo se ve esta crisis como si fuera un fenómeno y no es así. El punto fundamental es que hay un tema estructural", manifestó la entrevistada.
A este proceso productivo y a esta estructuralidad se suma "la gran resistencia a los antibióticos, que es uno de los grandes problemas detectados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo".
"El origen lo detecta la OMS en los criaderos de animales, sobre todo en la industria aviar, la porcina y la piscícola, que le aplican antibióticos regularmente como parte de la cría, y no es solo para prevenir enfermedades, es para que engorde. Lo que hace la OMS es decir que tienen que parar de darles antibióticos a los animales sanos, como mínimo", consideró.
A esta compleja cadena de insanidad se agrega como factor un fenómeno humano que viene en aumento y que se ha intensificado en la última década, apuntó Ribeiro. Se refería "a la multiplicación de los viajes internacionales" que llevan virus de un país y de un continente a otro, como una vez más lo demostró este brote.
La cadena industrial
Todos estos eslabones sumados convierten al planeta en una fábrica de "epidemias y pandemias de forma permanente, entonces por más que se tomen medidas en estos momentos, si no se cambian las causas de todo eso, van a surgir otras".
"Cuatro o cinco empresas que tienen más de 75% de cada eslabón de la cadena, semillas, distribución, almacenamiento... toda la industria agropecuaria. Lo mismo ocurre con el comercio internacional, afirmó Ribeiro.
"Siempre hablamos de cuatro o cinco empresas. Estos son los principales responsables para proveer las condiciones para que los virus se reproduzcan y eso es lo que hay que terminar", añadió.
"Hay que ir a una agricultura y a una pecuaria descentralizada, localizada, que no tenga tantos viajes y que incluso si hay virus y se enfrenta dentro de una instalación queda ahí", propuso la experta.
"Volver a cultivar algunos alimentos lo podemos hacer y es fundamental. Entre 15 y 20% de la alimentación mundial se produce en huertas urbanas, ni siquiera en el campo. Cada uno lo podemos hacer y pensar más allá, en la comunidad urbana, barrial, en cómo organizarse para los alimentos y para otras cosas", sentenció.