Con la asunción de Jair Bolsonaro el 1 de enero de 2019 se cerró un ciclo en la política brasileña que había tenido uno de sus hitos iniciáticos con el juicio político y destitución de la presidenta Dilma Rousseff en agosto de 2016.
Pero también incluyó el acoso judicial y finalmente la prisión para el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva en abril de 2018, y su correspondiente impedimento para postularse a un nuevo mandato en las elecciones de octubre de ese mismo año, en las que se impuso Bolsonaro.
El politólogo Andrés del Río, de la Universidad Federal Fluminense, consideró en diálogo con Sputnik que no está claro qué pasará con el líder del Partido de los Trabajadores ya que "hay nuevas denuncias" en su contra, aunque "con menos sustento jurídico" que las presentes cuando fue preso en abril de 2018.
"Existen las elecciones municipales de 2020 donde Lula tiene un liderazgo muy grande a nivel nacional superando el 40%, pero tiene también una importante imagen negativa en ciertos sectores de la sociedad, el 'antipetismo' está muy vivo", marcó Del Río.
En este sentido explicó que hay movimientos en varias direcciones para empezar a conformar las alianzas para las municipales. Uno de ellos fue realizado por el propio Bolsonaro. Anunció el 20 de noviembre que abandonaba el Partido Social Liberal que lo convirtió en presidente para crear una nueva agrupación.
Del Río opinó sobre el balance del primer año de gestión bolsonarista. Destacó el hecho de que haya terminado en el cargo. "Su primer año de Gobierno en cierto modo es un éxito personal por no haber caído en un impeachment ni haber sido derrotado por las cuestiones que surgieron sobre su gestión", apuntó.