En la primera vuelta del 16 de junio el resultado favoreció a Torres, quien se impuso con 22,08% sobre Giammattei, que cosechó 12,6%. La primera logró una bancada de 54 diputados y el segundo de 17.
Esto determina que a partir de enero de 2020, con el traspaso del mando, cualquiera de los dos deberá forjar alianzas en el Congreso unicameral de 160 escaños para tener gobernabilidad y asegurarse una mayoría de 81 votos.
Pero no será ese el Parlamento que laude sobre el pacto migratorio firmado por la administración saliente del presidente, Jimmy Morales, y Estados Unidos, que convirtió a Guatemala en Tercer País Seguro.
"El acuerdo no se dio producto de una decisión soberana del país sino de una presión enorme de EEUU y creo que todo el mundo lo vio", dijo a Sputnik el analista político guatemalteco Luis Mack, profesor en la estatal Universidad de San Marcos, actualmente tomada por sus estudiantes.
Consultado sobre qué hará el actual Congreso en el cual Morales aún conserva un respaldo mayoritario, destacó que existe "un factor interno que es el rechazo" al cual se contrapone "uno externo que es la presión", por lo que "no se ve claro cuál es el futuro de este acuerdo".
"Cuando el presidente [Donald] Trump amenazó con medidas económicas a un país tan dependiente de EEUU, hizo temblar a las grandes empresas y actores clave. Eso fue lo que terminó pesando en la balanza", dijo.
Rechazo al pacto
El rechazo interno se nota tanto en la toma de la universidad por parte de los estudiantes -que también protestan contra medidas de la casa de estudios que consideran autoritarias y excluyentes- y el paro nacional de este 6 de agosto que inmovilizó al país y fue convocado por el Comité de Desarrollo Campesino.
"Tiene muchos procesos y antejuicios a estas alturas, habrá que ver cómo reacciona el sistema de justicia una vez el deje el cargo en la presidencia", dijo a Sputnik la internacionalista guatemalteca Ingrid Morales, integrante de la Red de Politólogas.
Así respondió al ser consultada sobre cuál sería el futuro del presidente saliente, cuestionado por el pacto, el traslado de la Embajada de Guatemala de Tel Aviv a Jerusalén, pero también acusado de corrupción junto con su entorno más cercano.
"Este Gobierno fue un desastre, tiene bajos niveles de popularidad y ha sido sumamente cuestionado sistemáticamente por las decisiones que ha tomado, eso contribuye enormemente al desprestigio de la clase política", apuntó Mack.
Descontento y abstención
Morales opinó que ese desprestigio explica en líneas generales el abstencionismo creciente. Por ejemplo, en la primera vuelta de 2015 participó 71,3% de los habilitados, y en la segunda, cuando fue electo el actual mandatario, el porcentaje cayó a 56,3.
Para la primera vuelta de este año la participación fue de 61,8%, 10 puntos menos con respecto a igual instancia hace cuatro años. Según los especialistas consultados, el balotaje convocará a menos personas todavía. Por eso consideraron que hay que matizar las últimas encuestas. Entre otras cosas porque una de ellas, la de ProDatos, parte del supuesto que concurrirá a las urnas 73% del padrón.
De acuerdo con "los datos históricos nunca hubo crecimiento, siempre cae un promedio de 10% entre primera y segunda vuelta", ilustró Morales sobre el comportamiento habitual del electorado.
"La situación del país es tan compleja que el proceso electoral es un tema más, no podemos decir hoy por hoy que hay entusiasmo por salir a votar este domingo", afirmó la politóloga.
Mack consideró que "las discusiones en los últimos años han sido no quién es el mejor sino quién es el menos malo. Hay una tendencia en los jóvenes más bien a la desmovilización, porque ninguno de los candidatos, ni el sistema político en general ha representado sus intereses".
