"Si no puedes ser una carretera, solo sé un camino. Si no puede ser el sol, sé una estrella. Porque no es por tamaño que ganas o fallas. Sé lo que mejor de lo que sea que seas".
Habían pasado ya tres años desde que el 2 de julio de 1964 el presidente Lyndon Johnson firmó la Ley de Derechos civiles prohibiendo la discriminación por raza.
El 5 de diciembre de 1955 Rosa Parks decidió seguir sentada en el bus y no cederle el asiento a un adulto blanco. Ocurrió en Montgomery, Alabama. Un año antes, en ese mismo estado, Luther King había sido ordenado pastor de la iglesia Bautista, y desde su prédica llamó a boicotear a las empresas de transporte.
Los negros en Montgomery representaban 44% de la población y 90% de los usuarios de los buses. Las empresas cedieron y se declaró ilegal la segregación racial en el sistema de transporte colectivo de la ciudad.
Estos hechos, sus famosos discursos, el premio Nobel de la Paz en 1964, las marchas multitudinarias contra la inequidad social y racial convirtieron al pastor en un referente mundial. Pero sobre todo, fueron sus gestos y conductas cotidianas a lo largo de su corta vida los que lo convirtieron en símbolo de la libertad en todo el mundo.
"Es muy importante en estos tiempos de tanta banalidad y cultura enlatada y de medios hegemónicos que determinan quiénes son los buenos y quiénes son los malos, rescatar la memoria de Martin luther King, cuando tantos medios se dedican a lavarlos, descafeinarlos, convertirlos en personas atemporales", dijo a Sputnik Joel Suárez, coordinador del Centro Martín Luther King en La Habana, Cuba.
Luther King descubrió "un sistema enfermo", donde no se podían "sentar juntos en una escuela blancos y negros", al tiempo que "mandaba a los negros pobres y los blancos pobres a morir en una guerra sin sentido, la guerra de Vietnam", agregó.
En tiempos en que las iglesias evangélicas proliferan en América Latina e inciden fuertemente en la política, como en el caso de la elección de Jair Bolsonaro en Brasil, conviene analizar el peso de la prédica de estas iglesias.
"Yo creo que desde los años 60 (…) los Estados Unidos se dieron cuenta que la religión es una de las formas fundamentales de socialización de nuestros pueblos. Desde Rockefeller, que hizo en los años 60 un recorrido por América Latina, cuando regresó a EEUU dijo que una de las formas de controlar este continente es exportando el evangelio norteamericano", destacó el investigador Joel Suárez.
"Por lo tanto, desde los tiempos de Jesús, en la Biblia y su movimiento, el campo de la religión también es un campo de disputa y de conflicto", concluyó.