Se trata de unidades productivas de los más diversos ámbitos que en el marco del sistema de mercado capitalista no logran sostenerse en momentos de deterioro económico, se declaran en quiebra y cierran. Como forma de mantener el empleo y la estabilidad familiar, los trabajadores asumen la autogestión y ponen nuevamente en marcha el proyecto, pero bajo otras dimensiones.
"Se basan en un principio de horizontalidad en la toma de la decisiones principales y en un modelo de organización que democratiza la economía, contrario a lo tradicional", resumió para Sputnik Andrés Ruggeri, coordinador del proyecto Universidad Abierta, de la Universidad de Buenos Aires.
Se trata de una iniciativa que nació en 2002 y con el paso de los años se focalizó en la interacción académica con este fenómeno de las empresas recuperadas.
"En el sistema que vivimos puede haber instancias democráticas para elegir gobierno, para un montón de cosas, pero nunca para el trabajo y la cuestión económica. Esto es lo que cuestionan, más o menos explícitamente, todas estas experiencias", enfatizó.
Entre las participantes por este último país estuvo Gisela Bustos, abogada del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, quien en diálogo con Sputnik destacó que en Argentina hay funcionando actualmente 370 que involucran a 15.600 personas.
"La experiencia de las empresas recuperadas tiene cuna mundial en Argentina, que es donde el fenómeno está más desarrollado en lo cualitativo y cuantitativo", apuntó Bustos. En este sentido detalló que el modelo se extendió a casi toda la región, al sur de Estados Unidos, a Grecia, España e Italia, donde "van adquiriendo características particulares y propias".
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En Uruguay son 3.500 los trabajadores inmersos en este proceso, tal como lo señaló a Sputnik Carlos Aulet, PIT-CNT, referente de la central única de trabajadores del país en estos temas.
Dijo que actividades como las desarrolladas en Chile a principios de mes permiten ver fortalezas y debilidades de estos procesos en distintos países y explorar soluciones conjuntas a problemas comunes.
"Nos permite afianzar vínculos y ver las realidades", afirmó Aullet, y agregó que hubo especial interés en conocer todo lo que "está pasando en Brasil, en desmontar todo lo que es la economía social y solidaria que se había logrado impulsar".
