Las declaraciones de Crosetto fueron hechas horas después de que el ministro del Interior, Matteo Salvini, culpara a Francia de los últimos enfrentamientos registrados en Libia en agosto y septiembre, al tiempo de cuestionar los comicios acordados el 29 de mayo en París bajo el auspicio de Emmanuel Macron.
"De alguien que fue a hacer una guerra que no debería hacerse, de alguien que arregla las fechas de las elecciones sin consultar a los aliados, sin contactar a la ONU, forzando a los libios a importar una democracia y fijando elecciones independientemente, nada bueno puede salir", dijo Salvini.
Ejemplificó lo dicho con lo sucedido tras el atentado al avión de Pan American en 1988 sobre la ciudad escocesa de Lockerbie en el cual murieron las 259 personas que viajaban a bordo y 11 en tierra.
Solo un ciudadano libio ya fallecido, Abdelbaset al Megrahi, fue condenado por ese hecho, mientras que las sospechas sobre la financiación recayeron sobre el gobierno de Gadafi.
"En aquel entonces Europa se retrajo de oponerse a Gadafi porque ofreció terminar su programa nuclear", recordó Sánchez-Gijón la fórmula que mantuvo a flote por otros 23 años las relaciones entre las partes.
Actualmente hay dos gobiernos libios, uno reconocido por la ONU, con sede en Trípoli, y otro apoyado por países como Egipto y Arabia Saudí en la ciudad de Bengasi, en el oriente del país.