La cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump puede aportar en esa misma dirección, tal como lo interpreta Montes, de la Cátedra Rusia del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. En este sentido, el experto indicó que le "preocupa básicamente la repercusión interna" en EEUU.
"Es una cumbre muy importante por la seguridad de que el dueño del Kremlin va a estar allí hasta 2024 y en un momento relativamente alejado de las elecciones de medio término de noviembre en EEUU, lo cual a Trump le permite cierto margen de maniobras, y por eso la acepta".
La agenda girará en torno a las situaciones en Siria, Corea del Norte, el pacto nuclear con Irán, como así también sobre el regreso de Rusia al G-8, del cual fue excluido en 2014 a raíz del conflicto con Ucrania. Desde entonces, tanto Washington como Europa aplican sanciones económicas a Moscú.
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A la hora de proyectar cuáles de estos temas estarán en la declaración conjunta una vez que termine la cumbre, Montes considera que Rusia espera "una promesa nueva de Trump en torno a levantar las sanciones e impulsar sobre todo en Europa ese levantamiento".
"El otro hecho es la vinculación de EEUU con Ucrania, no para intervenir sino para que los ucranianos sean los dueños de su destino y finalmente se restablezcan las relaciones con el sudeste ucraniano a partir de alguna reforma constitucional que genere autonomía a esa zona", apunta Montes.