Todos los firmantes aclararon que la intención es complementar las tareas que tiene la OTAN desde que se creó en 1949, como garante de la reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial, y para frenar el avance comunista de la Unión Soviética. Sin embargo, la mayoría los análisis apuntan a que la novel institución es la confirmación de un divorcio en trámite con Estados Unidos.
"La PESCO es hija de la propia situación. De una guerra en los Balcanes que supuso la actuación de la OTAN ante la incapacidad material de la UE. De la crisis de Libia en el año 2011-2012, que otra vez nos mostró la cara de una Europa que no tenía éxitos en sus actuaciones. También de ver una inestabilidad en el Sahel, de la migración como un problema, de la aparición del Daesh", apunta en diálogo con Sputnik la máster en Seguridad y Defensa Verónica Domínguez.
En este sentido, la también integrante del staff del portal español especializado Artículo 30, señala que la PESCO "es hija de su tiempo. Hasta ahora no había que utilizarla porque vivíamos en una Europa estable y segura, pero la de ahora requiere características bien diferentes".