El triunfo de Hasan Rohani del 19 de mayo confirmó varias cosas: que desde la revolución islámica de 1979 todos los presidentes son reelectos; que la sociedad, y especialmente los jóvenes, quieren evitar un enfrentamiento con Occidente y, finalmente, que un Irán fortalecido es un contrapunto de peso que Estados Unidos no está dispuesto a tolerar.
"En términos sistémicos uno puede decir que cuando pasan estas cosas, de alguna forma son respuesta a situaciones que se van gestando pero también señalan que algo va a explotar. Irán es un epicentro muy importante para la Ruta de la Seda, cuyos intereses no coinciden con otros actores geopolíticos de la zona como Arabia Saudí e Israel y ahí Estados Unidos se está quedando fuera del escenario", concluyó Bizzozero.