EEUU y la paradoja de su capitalismo
El capitalismo de EEUU conoció esta semana un estadio inexplorado, insólito, reñido absolutamente con sus principios: por primera vez en la historia un comprador de petróleo no paga por el producto, sino que le pagan por recibirlo.
Ante este imponderable, el presidente de EEUU, Donald Trump, movió ficha: "Estamos llenando nuestras reservas nacionales de petróleo. Estamos buscando poner hasta 75 millones de barriles en las reservas. Eso alcanzaría su límite. Esa sería la primera vez en mucho tiempo que se alcanza su límite", avisó.
"Lo que está intentando Donald Trump es salvar una de sus apuestas estratégicas de cara a las elecciones del mes de noviembre, que es el petróleo de esquisto", afirma el analista internacional Eduardo Luque.
El experto señala que este método de extracción fue considerado por la Casa Blanca como una fuente de energía estratégica, para lo cual se han hecho enormes inversiones que siempre han dado pérdidas. Añade que se calcula que desde el año 2007 que se comenzó la explotación por este sistema, hasta el año 2017, se habían perdido en torno a los 280.000 millones de dólares.
"El problema es que esto ha funcionado prácticamente como un esquema Ponzi, es decir, como una auténtica acción piramidal, donde no se obtienen beneficios, sino que los beneficios se obtienen por la sucesiva interacción de nuevos inversores que dejan su dinero, eso deja una rentabilidad que recogen los primeros inversores, pero que al final como todos los efectos piramidales acaba hundiéndose y provocando una burbuja", explica Luque al respecto.
Ante este escenario, Trump baraja la posibilidad de paralizar la compra del oro negro a su gran socio y aliado en Medio Oriente, Arabia Saudí, y al mismo tiempo hizo un llamado a los productores de petróleo a hacer más por el mercado en el sentido de recortar el bombeo.
"Es la filosofía del señor Trump: siempre exige a los demás lo que él no está dispuesto a cumplir, […] porque sabe que si reduce la producción de petróleo, reduce necesariamente la producción de esquisto, y automáticamente toda la parafernalia en torno a la capacidad de no depender de nadie, todo este entramado ideológico que ha vendido durante cuatro años para hacer esas inversiones monstruosas en el petróleo de esquisto, se caen al suelo, y por lo tanto está en una situación muy complicada", avisa Eduardo Luque.
