La actividad militarista se iba a desarrollar entre abril y mayo en Bélgica, Holanda, Alemania, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia. Tenía previsto involucrar a 37.000 efectivos, 20.000 de ellos estadounidenses, lo cual constituiría el mayor desembarque de fuerzas norteamericanas en Europa en décadas.
Vinieron para "proteger" a sus aliados transatlánticos, pero terminan dejándoles casi a solas con su hipotético 'enemigo'. Y es que se dio a conocer sobre el pronto regreso a casa de fuerzas norteamericanas debido al brote de coronavirus, algo que no le impide a la parte estadounidense seguir reiterando su "fuerte compromiso" con la libertad y seguridad de Europa.
Una situación que, según el analista internacional Eduardo Luque, vuelve a dejar en evidencia la verdadera actitud de EEUU hacia sus socios europeos, a los que parece considerar carne de cañón en sus estrategias belicistas.
Se mostró también convencido de que, blandiendo sus armas en Europa, EEUU quiere "fomentar la idea de que son los vencedores", haciendo olvidar que fue la Unión Soviética quien "aportó el mayor número de bajas, de muertos, de esfuerzos militares, económicos y humanos" para derrotar al Tercer Reich.
"El mensaje de estas maniobras es reafirmar el poderío de la capacidad militar y el control político y económico sobre el continente europeo por parte de EEUU, demostrar quién es el amo, quién manda", enfatizó Eduardo Luque.