9 de marzo de 2015. El —entonces— presidente de EEUU, Barack Obama, desata otra de sus guerras económicas mediante sanciones unilaterales, esta vez contra Venezuela: ya había empezado otra un año antes, y había sido contra Rusia.
9 de marzo de 2020. Han pasado cinco años desde el inicio de esa andanada de sanciones arbitrarias de todo tipo y calibre, que encontraron en Donald Trump a su continuista, pero no han logrado cumplir con su objetivo trazado: remover, hasta el punto del exilio como se dijo en alguna ocasión, al mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
"Las sanciones no conducen a nada. Hay que buscar negociaciones, diálogos, consensos, salidas más civilizadas. Los bloqueos, las sanciones, no sólo entre Venezuela y EEUU, sino entre otros países, históricamente no han dado mucho resultado", opina Eduardo Luis Moggia, profesor de la Universidad de Mar del Plata y de la Universidad Buenos Aires, y Consultor en Relaciones Internacionales.
En este sentido, Moggia apunta a una de las claves del asunto. "Venezuela es un lugar estratégico dentro de América del Sur: es un país petrolero, muy fuerte en energía. Es un país que si bien atraviesa crisis, es estratégico", remarca.
Haciendo especial foco en el Decreto 13850 aprobado en noviembre de 2018 por la Administración Trump relacionado con el bloqueo de los activos que afectó a PDVSA en enero de 2019, el profesor de economía y asesor superior de la ONU, Jeffrey Sachs, dejó asentado en un informe que "estas sanciones quedarían comprendidas en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en los convenios internacionales de Ginebra y de La Haya".
Y aunque las medidas afectan por extensión al sector privado, lo que subyace en este fundamentalismo de sanciones de EEUU, es que a través de socavar la economía de Venezuela, se produzca un estallido social que acabe por tumbar al presidente Maduro.
En opinión del experto, "los Gobiernos caen por el voto, por la democracia. Si EEUU emerge como paladín de la democracia, tiene que respetar las democracias que se dan en otros países. […] Si [a los venezolanos] no les gusta Maduro, tienen que ir al voto, no hay otra [opción]. El pueblo venezolano tiene que resolverlo".
"Se tiene que acabar la era de voltear Gobiernos a través de operaciones externas", concluye Eduardo Luis Moggia.