Lo augura el especialista en relaciones internacionales Gonzalo Álvarez Fuentes, investigador del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, en Chile, quien insistió en una conversación con Radio Sputnik que "este tipo de decisiones no pueden hacerse sin una reflexión adecuada con la sociedad civil, con los distintos actores involucrados, con los expertos, con los distintos ministerios".
"En general, en el caso de América Latina, cuando se han utilizado los militares para el combate al narcotráfico han sido experiencias bastante nefastas y que han generado el efecto contrario. En vez de generar seguridad, lo que han generado es mayor inseguridad, más violencia, mayor tasa de homicidios", apuntó.
Las preocupaciones que tiene Gonzalo Álvarez Fuentes vienen confirmadas por numerosos estudios y análisis. Por ejemplo, el Centro de Estudios Legales y Sociales, un organismo de derechos humanos con sede en Argentina, sostiene en un informe sobre la lucha contra las drogas en América Latina que "del involucramiento de militares en tareas de seguridad se derivan problemas políticos e institucionales".
Se subraya también que utilizar "las Fuerzas Armadas para tareas policiales suele culminar en la degradación de la institución militar", algo que ocurre "porque los militares se involucran en los mismos procesos de corrupción que afectan a las fuerzas policiales, bajo diferentes modalidades: connivencia con los actores que componen las redes criminales, desarrollo de grupos paraestatales asociados a miembros de las fuerzas militares o implicación directa de los funcionarios militares en mercados ilegales".
"Los países que optaron por estrategias de militarización, por la participación masiva y sostenida de Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior, presentan las vulneraciones de los derechos humanos más graves, entre las que se cuentan ejecuciones, torturas y desapariciones forzadas. También se registran violaciones de derechos significativas allí donde se adoptaron lógicas propias de una "guerra" como la militarización de policías o las tácticas o despliegues policiales basados en la ocupación territorial. Estos efectos negativos deberían servir como advertencia para los gobiernos que, ignorándolos, deciden avanzar con procesos de militarización", sintetiza el informe.
Constató que los preocupantes pasos que está dando Chile tienen como fondo la reciente gira por América Latina del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, entre otras visitas de altos cargos estadounidenses, las cuales 'coincidieron' también con el avance de Argentina hacia militarizar la lucha antidroga.
"Chile y Argentina eran los únicos países que no estaban involucrando a las Fuerzas Armadas hace un par de años en temas como el combate al narcotráfico", enfatizó.
"Formalmente, hay una cooperación entre los cuerpos antidroga tanto de los países productores como los de tránsito y de consumo. Pero lo que ocurre sobre el terreno es que el narcotráfico es apoyado por quienes supuestamente tienen que eliminarlo. Resulta que no se trabaja en luchar contra las drogas, sino que se busca controlar el negocio. Para estructuras gubernamentales estadounidenses, el tema del narcotráfico es un buen instrumento para controlar la situación en su 'patio trasero', es decir, América Latina", manifestó.