No fue su uso indebido del dinero público, lo que llevó a François de Rugy a su dimisión, y así se preocupó de dejarlo claro, sino que por el "linchamiento" mediático que sufrió por parte de Mediapart. En su versión de 'matemos al mensajero' –lo que ya es de uso en casos de filtraciones como éste–, de Rugy tuiteó su descargo furibundo contra el medio que le dejó en evidencia.
"Durante más de una semana, Mediapart me ha atacado sobre la base de fotos robadas, chismes y valoraciones aproximadas. Esta mañana presenté mi renuncia al Primer Ministro por mi defensa y presenté una queja por difamación contra Mediapart".
Depuis plus d’une semaine, Mediapart m’attaque sur la base de photos volées, ragots et approximations. J’ai présenté ce matin ma démission au Premier ministre pour assurer ma défense et j’ai déposé plainte pour diffamation contre Mediapart. https://t.co/5qLsNrHRDt
— François de Rugy (@FdeRugy) 16 июля 2019 г.
La bacanal de de Rugy
Langostas gigantes regadas con champán y botellas de vino de 500 euros pagadas con dinero público fueron el detonante de un nuevo escándalo estival que rodea al presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuya primera reacción, como en situaciones anteriores –caso Benalla–, su primer acto reflejo fue 'sacar la cara' por el involucrado, es decir, salir en su defensa, o al menos, en la presunción de su inocencia.
Pese a las valoraciones de la portavoz, y a que el exministro declaró que "no hubo cenas con amigos", sino solo cenas oficiales, de Rugy pidió que esas cenas no figuraran en su agenda oficial y según Mediapart, ninguno de los invitados tenía relación con sus funciones oficiales ni protocolares: a esas comidas asistían amigos de su esposa –periodista de la revista del corazón "Gala"– y algunos lobistas del sector energético.
L’ancien président de l’Assemblée nationale et actuel ministre d’État, @FdeRugy et sa femme ont multiplié, entre 2017 et 2018, aux frais de la République, de somptueuses agapes entre amis dignes de grands dîners d’État. Notre enquête signée @fabricearfi 👉 https://t.co/pIz0WjrDGv pic.twitter.com/xy7NRfS5dG
— Mediapart (@Mediapart) 10 июля 2019 г.
Mediapart incide en que las fotos que publicó dejan ver que en las fiestas ofrecidas por el exministro se consumían vinos Mouton-Rotschild 2004 y Château Cheval-Blanc 2001 –valorados en más de 500 euros la botella– así como langostas gigantes y otros "manjares".
El analista Davy Rodriguez ironiza con que a causa de todo el escándalo, De Rugy sufrió una indigestión bastante importante. "En Francia nos acostumbramos a tener en cada verano un escándalo de esos donde el presidente de la república y sus amiguetes se aprovechan de su situación de poder para otorgarse privilegios".
"El año pasado era el escándalo de [Alexandre] Benalla y este año el de François de Rugy, pero que hay otros más. Ahora estamos viendo que la ministra de Transporte [Elisabeth Borne] tendría unos problemas de conflicto de interés, la ministra de Salud [Agnès Buzyn] también, así que tenemos varios problemas como este. También hubo un problema con el responsable del Gabinete del primer ministro, Edouard Philippe", explica el analista.
"Creo que esto es una práctica común de las élites de esa oligarquía que se otorgan privilegios cada vez más, y no se detienen", se lamenta Rodriguez.
¿Moralizar la vida pública?
La bola del escándalo de este verano se hizo más grande cuando Mediapart reveló que de Rugy había gastado otros 63.000 euros del dinero de los contribuyentes para renovar la pintura de su apartamento privado ministerial, en el que también cambió la alfombra, el parquet y los baños, e hizo instalar un gran dressing que costó casi 17.000 euros.
L'appartement «vétuste» avant travaux.
— Mediapart (@Mediapart) 11 июля 2019 г.
Chez @FdeRugy, il y a la parole et il y a les actes. Alors qu'il prône depuis des années l’exemplarité, il fait réaliser plus de 63.000€ de travaux (dont un dressing géant de 17.000€) sur fonds publics. 👉 https://t.co/eAkMBFtxQ1 #DeRugy pic.twitter.com/YmH9bAaMDZ
Asimismo, la investigación alude a un piso de alquiler social, de solo 600 euros al mes, del que de Rugy se beneficiaría a pesar de ser uno de los ministros de Gobierno mejor pagados.
En este contexto, hay que recordar la iniciativa de Macron cuando asumió el cargo al lanzar la ley para moralizar la vida pública. Davy Rodriguez es contundente en esto, al afirmar que no cree que los franceses tengan tanto interés en moralizar la vida pública.
"Siguen las mismas prácticas comerciales con contenedores que van de una parte de Europa hasta otra parte del mundo sin control, sin regulación. La producción local no ha aumentado, no ha fomentado la posibilidad producción más verde, más ecologista, entonces el balance es muy negativo", subraya el analista al hablar de la gestión del ya exministro.
"Si el balance fuese positivo, los franceses, yo creo, aceptarían tener un poco menos de transparencia", sentencia Davy Rodriguez.