Casi como si se tratara de un gesto de solidaridad suicida por deshonrosa, como en un llamado ancestral, Japón decidió hacerse un 'harakiri' geopolítico respecto a sus intereses con Rusia. El encargado de hacerlo público fue el ministro portavoz del Gobierno nipón, Yoshihide Suga, quien acusó a Rusia de violar el tratado INF para justificar el abandono por parte de EEUU.
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"Es un acuerdo que ha jugado un papel histórico en materia del control y la reducción de armas. Que tengan que suspenderlo nos parece una situación indeseable" aunque Tokio "puede entender el quid del problema que ha empujado a EEUU a anunciar esa decisión", espetó Suga.
Y es que, casualidad o causalidad, y en tiempos en los que Rusia y Japón mantienen conversaciones para que finalmente la firma de la paz –con reclamos territoriales nipones adjuntos– esquiva desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial se estampe, va Tokio y decide echar un cubo de agua sobre el papel.
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Venedíktov sentenció que semejantes acusaciones provienen de un país que "incrementa activamente la cooperación militar con EEUU y prevé desplegar en su territorio componentes del sistema de defensa antiaérea global estadounidense, con lo cual contribuye al quebrantamiento de la estabilidad estratégica".
"Dichas declaraciones de los funcionarios japoneses son infundadas, la referencia a la comprensión de las acciones de Washington demuestra una vez más la falta de voluntad de Tokio de adoptar una posición independiente sobre asuntos importantes de la política exterior", concluyó Venedíktov.
El analista internacional Enrique Refoyo afirma que "Japón no deja de ser un país ocupado por EEUU desde 1945, y desde entonces lo han utilizado como cabeza de puente –al igual que a Corea del Sur– hacia el continente euroasiático, especialmente en lo que se refiere a la contención de China y Rusia, Unión Soviética en otros tiempos".
Refoyo observa que EEUU está siguiendo el modelo de la Trampa de Tucídides de la antigua Grecia, que significó que el miedo a que Atenas copara todo el poder entre las polis griegas, llevara a Esparta a la guerra.
"Pero claro, también tenemos que preguntarnos: ¿acaso [EEUU] puede seguir otro modelo? Es decir, tras sus felices años noventa [década de 1990] de hegemonía global al no tener ningún igual en el mundo, ahora EEUU necesita decir que la lucha sigue porque sigue habiendo algún mal, y en este caso enfocarse a países como Rusia, China o Irán", expresa el analista.
Pero en Reino Unido hay quienes no están dispuestos a asumir el papel de Japón sólo porque sí. El presidente del Comité de Defensa del Parlamento británico, Julian Lewis instó a que un organismo internacional verifique las pruebas que tenga EEUU para justificar su retirada del Tratado INF sobre la aparente violación de Rusia.
En este sentido, Refoyo no duda que aparecerán disidentes en Europa que verán como un amenazante peligro el hecho de que EEUU quiera eliminar la vigencia del tratado INF y apostar por una carrera armamentística y un despliegue de misiles "porque hay países europeos que se ven como siempre en el fuego cruzado entre Rusia y EEUU".
"En Alemania, en Italia o en Francia, o como este caso en Reino Unido, veremos que sí habrá voces discordantes porque son países que tienen una mayor conciencia geopolítica de sí mismos, y verán que todas estas disputas ponen en riesgo la seguridad de los países, y sobre todo, la estabilidad de los negocios bilaterales. Porque evidentemente los negocios no se desarrollan con tanta intensidad en la medida en que el entorno sea inseguro", concluye Enrique Refoyo.
