Se necesita más trabajo. Es en lo que coincidieron los negociadores, y acordaron seguir con el diálogo para aliviar las tensiones. Negociadores, que por la parte estadounidense estaban personificados en su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, a la cabeza, e incluyó al representante comercial, Robert Lighthizer, y al secretario de Comercio, Wilbur Ross. Por su parte, la delegación china estuvo dirigida por el viceprimer ministro Liu He.
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EEUU llegó con una minuta de demandas bajo el brazo. Según un borrador al que tuvo acceso el periódico South China Morning Post, Washington pidió a Pekín que reduzca el déficit comercial en al menos 200.000 millones de dólares para fines de 2020; que suspenda los subsidios a industrias previstos en el plan 'Made in China 2025'; y que no recurra a medidas de represalia contra EEUU.
En opinión del presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, a "este primer encuentro hay que situarlo en un primer paso de normalización de uno más de los movimientos a los que nos tiene acostumbrados la presidencia de Donald Trump que tiene una política de declaraciones muy agresivas que mantiene convulsionado al mundo y que luego estas manifestaciones en la práctica se van canalizando hacia posiciones más realistas".
Para Zelaia, "esto hay que contemplarlo desde una perspectiva geopolítica. De alguna forma estamos en una situación de reposicionamiento. Hay que tener en cuenta que llevábamos años, fundamentalmente durante la presidencia de (Barack) Obama, en el que estos tratados de libre comercio se estaban planteando en dos direcciones desde EEUU: hacia Europa con un tratado (TTIP), y hacia Asia, con otro (TPP), con claros objetivos de defensa del bloque occidental frente al auge de los países emergentes, de Rusia y China en particular. Se trataba de que ante esta dinámica, EEUU tenía un gran miedo de que sus tradicionales países satélites en Asia, América y Europa, fueran progresivamente despegando a través de sus relaciones comerciales crecientes con los países emergentes".
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Sin ir más lejos, el mismísimo almirante Philip Davidson, quien ha sido nominado para estar al frente de la flota de EEUU en el Pacífico, reconoció hace unas semanas que China ya ha ganado esa disputa de forma casi irreversible.
"Este factor va un poco más allá del concepto del comercio global", explica el analista. (…) "El acoso militar a China y Rusia (por parte de EEUU y sus socios) ha generado respuestas, y una de ellas es esta política de China en el espacio marítimo al sur del país".
Zelaia observa que "se trata de una respuesta geoestratégica pensando en un hipotético conflicto directo con EEUU, sabiendo que allí hay sectores muy agresivos y que están clarísimamente pensando en un conflicto militar directo, en caso necesario, con China y Rusia como única vía de asegurar esa hegemonía futura de EEUU en el mundo ante la constatación de que, tal como ellos lo ven, el tiempo corre en su contra".
"Ellos (los sectores agresivos de EEUU) piensan que si no actúan agresivamente desde el punto de vista militar, si no provocan incluso ese conflicto bélico mundial, el tiempo está generando ya de forma automática la relegación de EEUU a (ser) una potencia más en el mundo, que tendría que compartir su peso con China, con Rusia y con Europa", concluye Adrián Zelaia.