Creado a inicios de la era nuclear para advertir al mundo sobre cuán cerca se está de un desastre atómico, el Reloj del Apocalipsis es una fuente de "datos reveladoras que provee un análisis breve de las amenazas para la supervivencia de la humanidad", según declaró el politólogo Noam Chomsky en una entrevista concedida al podcast de la Biblioteca Pública de Nueva York que cita The Independent.
"Hace dos años (el reloj) se adelantó tres minutos hacia la medianoche. Una semana después de la investidura de Donald Trump se movió dos minutos y medio hacia la medianoche, la posición más cercana desde el año 1953. (…) Actualmente la situación es más peligrosa que en toda la 'época nuclear', y hoy se combina con la amenaza del calentamiento global. Pero ¿qué estamos haciendo para acabar con este problema? Bueno, lo que hacemos es justamente ignorarlo", sentenció Chomsky.
El analista internacional Juan Aguilar observa que "ni siquiera en el momento de la crisis de los misiles de Cuba se ha llegado a estar tan cerca como se está hoy. Estamos a dos minutos y medio para que los científicos atómicos determinen que estamos en medio de una catástrofe nuclear"
"Esto no quiere decir que sea porque haya una intencionalidad (por parte de Trump) clara, evidente, de ir a un conflicto nuclear y de empezar a lanzarse misiles atómicos a diestro y siniestro que puedan llevar a un apocalipsis y a un Armagedón, al final de la civilización humana en la tierra, sino simplemente habla de un peligro", defiende el periodista.
Aguilar explica que "el peligro puede ser cualquier error o incidente que pueda iniciar un incendio de ese tipo. (…) El peligro reside en que EEUU ha iniciado un camino para intentar mantener su hegemonía geopolítica en todo el mundo que hace que esa probabilidad de error, incidente o pequeño enfrentamiento, o conflicto en un punto determinado, pueda acabar en una situación generalizada de conflicto nuclear, o de incidentes nucleares muy serios, que sumados a otros gravísimos problemas que tiene el planeta como el calentamiento global, hacen que podamos hablar de ese reloj del apocalipsis".
Y mientras el mundo "se viene abajo", lo único que es capaz de "ver" la prensa de Sudáfrica es otra cosa: la injerencia rusa en su país. De esta manera se suma a la rusofobia: informó que el presidente Jacob Zuma habría realizado cambios en el Gabinete de Ministros por orden del Kremlin. Según los medios, una delegación de altos funcionarios rusos se reunió con Zuma la semana pasada durante unas horas, antes de que fuera anunciada la decisión sobre los cambios.
"Lo que no entiendo muy bien es cómo los expertos en guerra híbrida occidental, que son los que llevan adelante esta ofensiva antirrusa, que está enmarcada dentro de la guerra mediática, siguen utilizando todavía esto, porque la credibilidad cada día es menor. (…) Esto ya suena a cachondeo. Y cada vez hay más gente entre la opinión pública que ya no se cree esta tontería, y lo que claramente se ve es la actitud antirrusa de los poderes occidentales, y por tanto de su armamento de guerra mediático que son las televisiones y los medios de comunicación dominados por las grandes agencias de noticias norteamerianas. Y el ejemplo catalán es paradigmático", sentencia Juan Aguilar.
