Una mano lava la otra, y las dos lavan la cara. Esta frase parece ajustarse a la operación limpieza exprés emprendida por los mandatarios, en la que se asearon mutuamente, y en la que se sirvieron de todos los fuegos artificiales posibles.
Como el fin justifica los medios, no escatimaron en utilizar una fecha tan magna como la de la Toma de la Bastilla, amplificada en esta ocasión por la conmemoración del 100 aniversario de la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial, para lograr sus objetivos. Mensajes subliminales para todos los gustos.
Todos ya conocemos a Jim, el amigo de Trump. No por eso, vamos a dejar de refrescar las transcripciones verbales del mandatario norteamericano, del presunto diálogo simbólico y sintomático que mantuvo con su íntimo, sobre la Ciudad Luz.
"A Jim le encanta la ciudad de la luz, ama París. Durante años, cada año en verano, iba a París. Era algo automático, con su mujer y su familia. Un día le pregunté: ¿Qué tal París? ¿París? Ya no voy más. París ya no es París, me respondió. No se lo perdía por nada, y ahora ni se le ocurre ir", sentenció Trump.
El columnista de Sputnik y exdirector de Euronews Luis Rivas, incide en que "la invitación a Donald Trump fue una sorpresa porque nadie lo esperaba. La justificación es la historia", dice el periodista, aludiendo a la Primera Guerra Mundial.
Con esta invitación, sostiene Rivas, Macron "salva a Trump de esa opinión negativa internacional, y al mismo tiempo, Emmanuel Macron se coloca de la misma manera, en el centro de la escena internacional".
En medio de los escándalos a los que somete sin descanso la prensa dominante de EEUU y Europa al inquilino de la Casa Blanca, cuando recibió la invitación de parte de su homólogo francés, Donald Trump, más allá de pensar en las palabras de su amigo Jim, habrá pensado en las de Humphrey Bogart en Casablanca: "Siempre nos quedará París".
"Para Donald Trump ha sido un baño positivo, teniendo en cuenta que en su país hay cuestiones inevitables para la prensa, las acusaciones sobre el llamado 'Russiagate'. Y aquí en Francia ha podido disfrutar, en primer lugar, de preguntas que no tienen nada que ver con este asunto, de una actitud muy positiva de la prensa, de una súper positiva de su homólogo francés. De unas vacaciones de su vida política polémica actual. Para él (Trump), París ha sido una fiesta, algo que le ha sentado muy bien", concluye Luis Rivas.
En la guerra, como en el amor, todo vale. En Francia, se montó el Circo de París.