En la cinta, que participa en el concurso de documentales de ese prestigioso evento cinematográfico, la realizadora va tras la verdad del caso de su tía Adriana Rivas, quien fue miembro de la DINA, la policía secreta de Pinochet, y es acusada de haber participado en el secuestro, tortura y desaparición del dirigente comunista Víctor Díaz.
"Para mí lo que pasó en Chile no fue una transición a la democracia, sino que fue una transacción", dijo la cineasta en entrevista con Radio Sputnik, al agregar que "Chile está muy herido todavía".
Y es que "no se hizo ningún trabajo sobre la memoria" y "existe impunidad" para cómplices de la dictadura militar de Pinochet, que se saldó con más de 3.200 muertos y unos 38.000 torturados.
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"Si uno va a un negocio a comparar algo, se puede encontrar con el torturador de su padre", dijo nuestra interlocutora, quien denunció que "los que tienen el poder" en Chile "prefieren jugar a la amnesia, hacer que nunca pasó nada, o que no fue tan grave", algo que "provoca rabia y una herida" en la sociedad chilena.
Según Lissette Orozco, "los Gobiernos democráticos" que llegaron después del régimen de Pinochet "no hicieron volver un país más justo".
"Lo que pasa es que es un país muy caro para los que vivimos en Chile, y yo siento que es un sistema muy cruel. Somos más capitalistas que EEUU", país que "metió su mano oscura" para derrocar al Gobierno socialista de Salvador Allende, sostuvo la cineasta.
"Hay mucha gente de derecha en Chile que culpa a Allende de lo que estaba pasando, de que la gente hacía filas para conseguir comida, de que el sistema empezó a caer. Pero para mí el gran culpable de todo esto fue EEUU, porque Washington paralizó los camiones, desabasteció los negocios. Ellos fueron los que provocaron esta gran división. Y todavía EEUU sigue siendo parte de nuestro país que es la mala copia de EEUU", concluyó Lissette Orozco.