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Elecciones en EEUU: historia de un disparate

Elecciones en EEUU: historia de un disparate
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Un candidato bastardeado por su propio partido con la connivencia de la Casa Blanca. Una candidata, del mismo partido, que recurrió a las artimañas menos democráticas y con la peor mala fe para la permanencia del establishment y sus negocios en pleno Despacho Oval. Y un nuevo presidente que puede influir desde una red social con unas pocas letras.

Es la esperpéntica historia de las últimas elecciones que tuvieron lugar en EEUU. La filtración de un puñado de emails dejó al desnudo las manipulaciones del aparato del partido llamado Demócrata para tumbar a Bernie Sanders, paradójicamente el único candidato que podía ser capaz de impedir la llegada al poder de un ‘paracaidista’, Donald Trump, en la tierra del Tío Sam.

Tal impacto tuvo la obra casi maestra al descubierto de la presidenta de dicha facción, Debbie Wasserman Schultz, que tuvo que irse por la puerta de atrás dejando tras de sí unos cuántos improperios y a un partido hecho jirones y al borde del abismo, para terminar derrumbándose el 8 de noviembre.

La historia cuenta que durante un debate presidencial televisado, luego de conocerse las filtraciones de los famosos emails que intentaban montar la escena a favor de Hillary Clinton, el moderador le preguntó a Donald Trump si aceptaría una derrota en las urnas. A la luz de tanta corrupción, el llamado ‘magnate’ por quienes intentan desacreditarlo por todos los medios, contestó que llegado el momento lo pensaría.

En ese preciso instante, y en nombre de una democracia sin parangón en el mundo entero, sus detractores atizaron el martillo de la justicia para increparle su actitud. Pero quisieron las circunstancias que tras la victoria de Trump, fueran quienes lo increparon los que intentaron por todos los medios, los mismos utilizados para tumbar a Sanders, impedir que el Colegio Electoral de EEUU confirmase al ‘empresario’ (otro término peyorativo que se ha utilizado para nombrarlo), como mandatario del país norteamericano.

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Dr. Armando Fernández Steinko, sostiene que lo que subyace en las pasadas elecciones de EEUU “es una razón de fondo muy profunda que también afecta a muchos países europeos, sino a todos. Y es que a pesar de esa especie de recuperación económica parcial en EEUU, el tema político norteamericano está atravesando una gravísima crisis de legitimidad”.

El analista sostiene que en EEUU, “el crecimiento se produce no para la mayoría, sino que la mayoría percibe que aunque las cosas van bien para unos, para ellos no van bien, sino que van a peor. Y eso ha generado una oposición de izquierdas y una de derechas. Cuando se habla de populismo es demasiado cómodo, es una palabra demasiado cómoda que no quiere enfrentarse a este problema: el del crecimiento sin desarrollo. La oposición de izquierdas a este estado de cosas es la que representaba Sanders, y la oposición de derechas a esta misma situación, a representa Donald Trump”, indica Armando Fernández Steinko.

Tras las elecciones, se conoció una encuesta realizada por Sputnik.Opiniones, que indicaba que el 60% de los estadounidenses desean cambiar su sistema electoral por uno que contemple ‘una persona, un voto’. ¿Por qué los ciudadanos norteamericanos querrán este cambio?

Gustavo Morales Delgado, analista militar y asesor en conflictos internacionales, piensa que el principio ‘una persona, un voto’, es universal y debería aplicarse, pero no se aplica ni en EEUU ni en países como España. “La solución pasaría por un sistema de elección directa al jefe del Estado mediante los votos de los ciudadanos”, asevera el experto. Pero matiza que “nadie quiere cambiar eso. Y en este caso hay una señal de que la sociedad norteamericana está partida en dos, y hay un gran conflicto entre unos y otros”.

“Lo que ha ocurrido después de las elecciones es que los estudiantes de Nueva York, Boston, y de otras ciudades de EEUU, especialmente de la costa Este y Oeste que son las Demócratas, han salido a protestar por el resultado de las elecciones. Pero para poder protestar primero tienen que cambiar el sistema electoral. No vale cambiar el sistema electoral una vez que has perdido. Hillary Clinton ha tenido la oportunidad de hacerlo cuando fue alguien dentro del Gobierno y no lo intentó. Lo quiere ahora cuando ya ha perdido las elecciones”, remacha Gustavo Morales Delgado.

Pero los Demócratas se resistieron hasta último momento a aceptar la derrota en las urnas. En EEUU, la ciudadanía vota por los llamados ‘electores’ del Colegio Electoral del país, quienes son en definitiva quienes ratifican la figura del mandatario que ha obtenido la mayoría de los 538 electores de dicho organismo.

Tras los comicios, algunos ‘electores’ con el espaldarazo del Partido Demócrata impulsaron un movimiento para desafiar el statu quo. Así, John Podesta, quien fuera jefe de campaña presidencial de Hillary Clinton emitió un comunicado en el que apoyaba a dichos ‘electores’ quienes eran parte de una iniciativa llamada “Juntos podemos detener a Trump”.

El columnista de Sputnik y exdirector de la cadena EuroNews, Luis Rivas, afirma que “en un desprecio evidente a la democracia”, desde el Partido Demócrata “han intentado decir que el número de votos populares a favor de Hillary Clinton con respecto a Trump era tan enorme que no era democrático que el republicano consiguiera la presidencia”.

Esto, “cuando sabemos muy bien que el sistema norteamericano es así, y que se pueden sacar más votos populares pero perder la presidencia porque el sistema de EEUU depende de los colegios y de los votantes especiales de cada Estado”.

“También lo han intentado diciendo que Trump ha recibido ayuda de supuestos hackers rusos para desacreditar a Hillary Clinton. Ha crecido la bola de la oposición, desde la calle y desde los ambientes políticos para desacreditar hasta el último momento la victoria de Donald Trump que le ha dolido mucho más al establishment norteamericano, y que como se ha dicho, personajes como Podesta, Hillary Clinton, u Obama, han intentado que esa victoria en las urnas de Donald Trump sea deslegitimada”, concluye Luis Rivas.

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