Ocurrió en la ciudad china de Hangzhou, donde tuvo lugar la cumbre del G20. Por si fuera poco, la comitiva de reporteros que acompañan y retratan cada paso del mandatario norteamericano, no pudieron concretar las postales de su descenso del avión: apenas bajar, se encontraron con una cuerda azul que colocaron las autoridades chinas para obstruirles el paso, en lo que se trataba de un protocolo de seguridad.
Ante esto, un funcionario del Gobierno estadounidense en un arrebato patriotero sentenció que se trataba de su presidente y de su avión, y que de ahí no se movía nadie. “¡Y este es nuestro país y nuestro aeropuerto!”, le devolvió un miembro del protocolo chino de recepción, mientras interceptaba a dos pesos pesados de Obama: la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, y su segundo, Ben Rhodes.
Ambos habían levantado la cuerda azul por iniciativa propia para acercarse a “su presidente”. Pero, ¿fueron casuales estos roces entre funcionarios chinos y estadounidenses? El periodista y analista internacional, Pablo Jofré Leal, explica que esto demuestra dificultades de fondo en las relaciones entre ambos países.
Jofre Leal señala que el fondo es muy claro: el Mar de la China Meridional, la situación en Siria, factores económicos, factores políticos, influencias geopolíticas y regionales. La recepción a Obama, las dificultades en su llegada, sus últimos meses en la Casa Blanca, han generado este cuadro.
No es raro, opina el analista, “que se generen estas situaciones en un clima de crispación, sobre todo por los efectos derivados de la situación del Mar de la China Meridional, con decisiones de China de efectivamente mostrar fortaleza, y por otra parte EEUU y sus socios regionales, Japón, Tailandia, Australia, cada uno de los países que conforman los aliados de EEUU en la zona Asia-Pacífico, están generando una situación de inestabilidad y de crisis que China no está dispuesta a aceptarlo”, concluye Pablo Jofre Leal.