“Las playas, como todo espacio público, tienen que preservarse de toda reivindicación religiosa”, manifestó el premier francés, Manuel Valls, al afirmar que el burkini “no es compatible con los valores” de la nación gala.
En el país ibérico también crecen las voces que piden prohibirlo. El politólogo español Carlos Martínez escribe en un artículo que esta prenda, al igual que el velo islámico, “es una imposición contra la mujer en la mayor parte de los casos”.
“Parece mentira que ‘progresistas’ defiendan el burkini. Seguramente las personas que lo hacen ni conocen el mundo arabo-musulmán rigorista, ni a musulmanes radicales, yo sí. La verdad no le deseo a ninguna mujer vivir en ese ambiente”, indicó Carlos Martínez.
Por su parte, la videobloguera musulmana Ramia asevera que el burkini no tiene nada que ver con el extremismo o el terrorismo. Se muestra convencida de que los intentos de prohibirlo contradicen los principios de la democracia. De acuerdo a Ramia, nadie le obliga a llevar burkini, sino que lo hace porque así lo quiere.
“No eres más libre por usar bikini o usar burkini. La libertad está en la elección”, dice Ramia.
A su vez, la inventora del burkini, Aheda Zanetti, una australiana de origen libanés, aseveró en una reciente entrevista que esta prenda está destinada a “impulsar la integración” de los musulmanes en la sociedad, “nada más”.
