Mook, quien bien podría ser el jefe de la campaña de los emails, sentenció que detrás de la filtración de correos podría haber varios actores estatales rusos en un intento por ayudar a la victoria de Donald Trump, el candidato republicano.
Sin saber y sin demostrar quién o quienes han sido los responsables de las filtraciones, lo más fácil es acusar al enemigo habitual, en este caso, Rusia, opina nuestro corresponsal en Europa Luis Rivas. Añade que de este modo se intenta hacer una ligazón entre Rusia y Donald Trump aprovechando las declaraciones positivas que hizo el magnate sobre el presidente ruso Vladímir Putin.
Rivas sostiene que de esta forma el Partido Demócrata está utilizando muy bien esta situación para establecer un paralelismo. Pero con esto, los demócratas y el Gobierno norteamericano que precisamente está en sus manos, lo que están haciendo es una cortina de humo para un escándalo interno de propociones gigantescas.
El conocimiento público de estos emails es un golpe a la credibilidad del Partido Demócrata, pero también un golpe brutal contra la credibilidad de Hillary Clinton, que como aspirante a la presidencia no arrastra más que problemas y métodos no muy limpios para haber conseguido ser la candidata del partido, indica nuestro corresponsal.
Luis Rivas entiende que una de las consecuencias para el Partido Demócrata pueda ser que la abstención de los partidarios de Bernie Sanders sea mucho mayor a la que se preveía. Y es que Sanders incluso después de conocer el escándalo de los correos electrónicos, tragó e insistió en apoyar a Hillary Clinton, sabiendo que tal y como están las cosas ahora mismo, el temor de los demócratas es que el próximo presidente de EEUU sea el representante de los republicanos, Donald Trump, a quien por primera vez después de todo este tiempo los sondeos de opinión dan como vencedor.
Los votantes demócratas que apoyaban a Bernie Sanders, entre los cuales hay mucha gente joven y mucha clase media con preparación, no han aceptado de buena gana que Hillary Clinton se haga con la candidatura a la presidencia. Pero el escándalo de los emails hace que si antes dudaban en ir a las urnas para votar por Clinton, puede ocurrir que no acudan en masa a las urnas, y que esa abstención se traduzca en una victoria para Donald Trump, concluye Luis Rivas.
