Por su parte, José Rafael Revenga, observador del sector, se muestra convencido de que EEUU continuará con el negocio de la fracturación hidráulica a pesar de su nulo rendimiento.
'Es verdad que numerosísimas empresas han tenido que declararse en bancarrota, pero lo que se ha dado es un proceso de consolidación. En estos momentos en EEUU hay dos o tres grandes empresas que tienen financiamiento suficiente', dijo el analista.
Y es que para Washington el fracking es sobre todo un instrumento 'geopolítico', razón por la cual continuará financiando a los productores de hidrocarburos no convencionales, apuntó José Rafael Revenga.
Desde principios de 2015, unas 130 empresas estadounidenses productoras de petróleo y gas de esquisto se declararon en quiebra tras acumular una deuda que ronda los 55 mil millones de dólares. Se informa que al menos cuatro empresas del sector, con una obligación que supera los 8 mil millones de dólares, están próximas a un impago.
