Así han dejado constancia en un manifiesto que firmaron en el que justifican las razones económicas favorables al abandono de las islas del bloque europeo.
Los empresarios han aportado datos en su proclama: 'Pensamos que la competitividad del Reino Unido está socavada por nuestra pertenencia a una UE en pleno fracaso', explican, y denuncian 'una burocracia bruselense agobiante para las 5,4 millones de empresas británicas, cuando solamente una minoría de ellas comercia concretamente con la UE'.
Para muchos británicos, la UE se ha convertido en un lastre para su bienestar, y en un campo minado por Alemania, que contempla políticas netamente colonialistas y de sometimiento hacia el resto de sus socios.
El economista político y profesor de la Universidad del País Vasco, Joaquín Arriola, opina que en términos de la política europea de Gran Bretaña, ésta siempre ha sido ambivalente, pues ha fluctuado entre un sector más europeísta y uno más anglófilo. Frente a la tendencia a integrar más su economía y su sociedad en Europa, ha insistido en la alianza con 'el otro lado del Atlántico'.
Arriola sostiene que mientras el proyecto europeo fue avalado e incluso dirigido en las décadas de 1950 y principios de 1960 por EEUU, no hubo problema, pues de hecho Gran Bretaña terminó integrándose de forma temprana en el bloque. Pero a medida que el proyecto europeo cobra un carácter más autónomo, más centrado en los intereses del gran capital europeo, se agudiza esa tensión en Gran Bretaña, y es lo que se manifiesta en las declaraciones de Boris Johnson.