Según Guillermo Galea, docente de la Universidad de Champagnat de Mendoza, uno de los grandes culpables de que el enorme potencial de las relaciones con Rusia no se haya expandido lo suficiente, son los virajes que suele hacer la política internacional de Argentina cada vez que cambia su Gobierno.
Matizó que sí se lograron grandes avances en el relacionamiento bilateral durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, cuando las dos partes incluso llegaron a fraguar una asociación estratégica.
Lamentó en este contexto que la reunión sostenida entre Mauricio Macri y Vladímir Putin no desembocara en la materialización de proyectos abordados, también fruto de que el entonces presidente argentino estuviera involucrado, entre otras cosas, en "problemas domésticos", lo que hizo que Rusia pasara "a un seguno plano".
"Creo que el Gobierno de Macri no entendió que Rusia no se maneja en esos términos. Cuando uno plantea un proyecto, lo debe llevar hasta el final y lo debe cumplir", enfatizó.
Recalcó que el error de descuidar las relaciones con Rusia radica también en que es un verdadero "amigo" de Argentina, tal como volvió a quedar demostrado con la ayuda tendida por Moscú ante la tragedia del submarino ARA San Juan, además de coincidir ambas partes en un amplio abanico de temas internacionales, entre otros, la cuestión de las Malvinas.
Apuntó, no obstante, que la pandemia constituye una oportunidad para que Argentina y Rusia intenten arreglar las deficiencias en su relacionamiento, dado que tienen mucho que ofrecerse mutuamente, y tienen ganas para trabajar en esa dirección.
Por ejemplo, Guillermo Galea se mostró convencido de que Rusia es un socio imprescindible para que Argentina pueda dar el tan necesario "salto tecnológico", alejándose del "modelo agroexportador", algo que sería de gran beneficio para ambas naciones.
"Me gustaría que las relaciones con Rusia fueran como política de Estado", recalcó el especialista argentino.