En aquel entonces tenía "algunas ideas muy vagas" de cómo iba a encontrar el país que más tarde se convertiría en su segunda patria.
Como muchos turistas rusos se imaginaba algo parecido a las películas de Hollywood sobre México, y la realidad resultó distinta: vio "rascacielos, calles limpias y superordenadas, barrios que de verdad sorprenden".
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Así que al volver más tarde en calidad de una futura ciudadana "ya entendía de qué se trata, cómo es. No fue como de golpe", confiesa.
Con la mirada abierta, supo ver y descubrir la belleza de la capital y de otros lugares de uno de los países, quizás, más curiosos del mundo.
En Rusia dejó su exitosa carrera en el mundo del periodismo en Moscú pero no el coraje, así que empezó a construir su vida de nuevo en otra punta del mundo, a 14.130 km de su ciudad natal.
Lanzó un blog de viajes Chile Travel Mag donde compartía la información sobre las riquezas naturales de Chile, los lugares de interés que visitaba, combinándola con sus propias impresiones. Así se convirtió, para el público ruso, en una travel bloguera famosa y punto de referencia número uno cuando se trata de Chile, e incluso empezó a ayudar con la organización de viajes al país del cobre.
"Tengo un proyecto de viajes, se trata de organización de los viajes" entre otros, rutas especiales y exóticas, "como, por ejemplo, ir a pescar a la Tierra del Fuego o ir o conocer a un shamán al desierto de Atacama…Todo nació del blog y después me empezaron a mandar solicitudes, pedir ayuda…En algún momento me di cuenta de que era algo que se necesitaba", explica.
Contaba ya unos veinte miles de lectores cuando "un día me llegó la carta de una editorial rusa" con la oferta de escribir un libro sobre Chile.
Era algo "totalmente inesperado. De hecho, en principio yo pensaba que es una broma…Tomé mi tiempo para considerar la oferta y me di cuenta de que sí lo puedo hacer".
Según la bloguera, ya llegó a entender, a asumir todas las particularidades de su nuevo país y las mentalidades de sus ciudadanos.
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Aunque confiesa que hay cosas que le faltan en Chile, como, por ejemplo, "la calefacción central durante el invierno", medida obligatoria para sobrevivencia en Rusia, la vida en América Latina en general le enseñó muchas cosas. A sonreír más y tomar con calma llegar con retraso.
Y también "me hizo más tolerante hacia otras culturas y otra mentalidad aunque no siempre apruebo lo que veo. Pero no significa que me voy a oponer a eso porque está bien que existan distintas culturas, distintas costumbres, distintos puntos de vista. El mundo es diverso, es grande, es algo muy bello. Creo que tenemos que aprender a ser más tolerante".
