España e Italia fueron los primeros focos del COVID-19 luego de China, donde se originó en diciembre de 2019. El efecto del coronavirus en los meses de marzo, abril y mayo fue devastador, tanto en términos sanitarios como económicos, donde el aislamiento social preventivo significó un total parate de la actividad.
El documento autorizó el más importante desembolso comunitario conocido: 750.000 millones de euros, de los que cerca del 50% se destinarán a los dos grandes afectados.
"El acuerdo al que arribó la UE plantea que los países deben presentar a la Comisión Europea una propuesta para desembolsar los fondos acordados, que tiene una primera fecha límite a mediados de octubre. Ese plazo todavía está corriendo", explicó a Sputnik el uruguayo Nicolás Pose, magíster en Economía Política Internacional.
"Sin embargo —agregó— hay países que vienen más adelantados que otros, y allí el foco tiene que estar en aquellos que van a recibir una porción más significativa de los fondos", que son Italia con un 30% y España con cerca del 20% del total del dinero asignado.
En cambio, España aún lucha ante la falta de fortaleza de la coalición de Gobierno, incapaz de obtener los apoyos para enviar a Bruselas un proyecto que cumpla con sus promesas de campaña y obtenga las mayorías legislativas requeridas. A esto sumó un nuevo problema en los últimos días: convertirse en el nuevo epicentro de los rebrotes del virus.
"En España tenemos un Gobierno minoritario; un gobierno de coalición cuya alianza es a su vez minoritaria en términos de peso en el Congreso. (…) En la medida que el país no logre la capacidad de formular planes ambiciosos, y que a la vez ataquen a los objetivos de política que se propone el plan de rescate, podemos llegar a encontrar aquí algunas dificultades en el caso español", concluyó.
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