Luego de que el MERCOSUR lograra, tras 20 años de negociación, un acuerdo con la Unión Europea (UE), la primera reunión de presidentes tras el tratado rondó mayoritariamente en torno a su aplicación. El encuentro contó con la presencia de los presidentes de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y con la visita de los de Bolivia y Chile, como invitados.
El brasileño también habló de una aproximación aún mayor con la Alianza del Pacífico y a nivel interno pidió mejorar la unión aduanera, para que se incluyan los automóviles y el azúcar. Sin embargo, a criterio del periodista brasileño Breno Altman, el rumbo que dará Bolsonaro al Mercosur no se centrará en la integración a la interna sino en la concreción de negociaciones con países desarrollados como los europeos o el propio Estados Unidos.
“Yo creo que, a partir de la firma del acuerdo con la Unión, Bolsonaro ha establecido otra perspectiva para su gobierno en relación al MERCOSUR. Él considera que el acuerdo con la UE garantiza que el eje neoliberal, que es la alianza formada especialmente entre él y (Mauricio) Macri, va a poder comandar efectivamente el bloque hacia una concepción que se vincula mucho más a los acuerdos comerciales con los países desarrollados”, dijo en diálogo
con Sputnik.
El martes 16, en vísperas de la cumbre, el portavoz de la presidencia de Brasil, Otavio Rego Barros, anunció que el mandatario propondría un acuerdo de libre comercio con la potencia norteamericana. Agregó además que el Ministerio de Relaciones Exteriores ya tenía un borrador de la solicitud de acuerdo, para que el hijo del presidente, Eduardo Bolsonaro, lo trate cuando se convierta en el Embajador del país en EEUU.
Para Altman, que esto se concrete no sería extraño puesto que los países con mayor industrialización como Argentina y Brasil, están de acuerdo con ello y, sin embargo, serían los perdedores ante la concreción del documento.
“Una vez que los dos países más industrializados del MERCOSUR aceptan un acuerdo como el que fue firmado con la UE, que debilita la industria nacional pero favorece la producción agropecuaria, no sería extraño que se apruebe si quieren replicarlo con EEUU. Países como Uruguay (o Paraguay), que tienen fuerza en la agricultura y no en la industria, tendrían menos problemas con firmarlo”, analizó.