El vuelo sucedió el 12 de abril de 1961 e inició la era de los viajes espaciales tripulados. Fue un paso más de la carrera espacial, que ganó nuevamente la Unión Soviética. El primero había sido la puesta en órbita del satélite Sputnik, seguido del envío al espacio de la perra Laika.
"Fue impactante. Creo que toda una generación empezó a pensar lo que significaba salir de la tierra, viajar al espacio", señaló a Sputnik Mario Díaz, director del Centro de Astronomía de Ondas Gravitacionales de la Universidad de Texas del Valle de Río Grande.
Este viaje abrió a la especie humana la perspectiva de conquistar el espacio. Hoy nos encontramos buscando vida en Marte, tratando de hallar un planeta con características similares a las de la Tierra para habitarlo.
"Es un legado que invita a todas las personas a volver a vincularnos con los sueños. Con la posibilidad de alcanzar lo desconocido, y atrevernos a explorar más allá de nuestra realidad", señaló Crystian Sánchez, director general de la Escuela de Astronautas de Chile, donde la figura del cosmonauta es la inspiración de los niños que aspiran algún día seguir su ejemplo.
Gagarin era un hombre reconocido por su pequeña estatura, medía menos de un metro sesenta, y por su gran sonrisa. Serguéi Koroliov, padre del programa espacial soviético, dijo que el cosmonauta ruso tenía una sonrisa 'que iluminó la Guerra Fría'.
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