Lo hará 'desenterrando un cadáver' del expresidente demócrata, Bill Clinton, y que se conoce vulgarmente como Ley Helms-Burton por los apellidos de los legisladores que la impulsaron, pero que en realidad se llama Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática.
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El economista español José Luis Carretero Miramar confirma que el presidente de EEUU "está desenterrando cadáveres". Además lo está haciendo "en el marco de una situación geopolítica global en la que está tomando unas posiciones cada vez más 'aventureristas' y cada vez más agresivas".
Para el experto, este movimiento de Trump "está bastante unificado con el intento fallido que ha habido de cambio de Gobierno en Venezuela. Ha habido un intento bastante desarrollado por parte de los norteamericanos de hundir al Gobierno de Nicolás Maduro y sustituirlo probablemente por un Gobierno militar encabezado por Juan Guaidó, y esto no ha podido ser. Ha habido un fracaso en toda esta estrategia que ha venido acompañado también de la plena conciencia de muchos sectores latinoamericanos de que los EEUU no son lo bastante fuertes hoy en día como para hacer esto [un cambio de Gobierno en Venezuela] y hacerlo de una manera directa".
A grandes rasgos, esta norma permitirá a los ciudadanos de EEUU, incluidos los cubanos nacionalizados estadounidenses, a denunciar ante tribunales del país norteamericano a las compañías que se estén beneficiando de propiedades expropiadas en Cuba con el advenimiento de la Revolución de 1959. Asimismo, otorga potestades al Gobierno de EEUU de restringir la entrada al país a todo aquel que 'trafique' con estas propiedades.
Con Reuters como su trípode de apoyo para hacer su disparo de francotirador, Pompeo avisó: "Cualquier persona o empresa que haga negocios en Cuba debería prestar atención a este anuncio". Y en este punto es donde todo salta por los aires en Europa, sobre todo en España, y más concretamente en las empresas del sector de la hostelería.
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Entonces empezó a arder Troya. O mejor dicho, Bruselas. En un movimiento inusual, por lo rápido, por el tono, por quien lo hizo, y hacia quién fue dirigido, la Comisión Europea amenazó al Gobierno de Trump a con una posible denuncia ante la Organización Mundial de Comercio si confirma su intención de reactivar las sanciones contra empresas europeas que tengan inversiones en Cuba.
Bruselas jura que desatará todas las venganzas posibles, habidas y por haber, incluyendo la confiscación de empresas estadounidenses en suelo europeo para compensar los perjuicios que sufran las empresas europeas en Cuba.
En este sentido, Carretero Miramar observa que "lo sorprendente de todo esto, no es tanto la política norteamericana, la actuación de Donald Trump al respecto, sino este amago –ya veremos hasta qué punto es real y constituye una política seria– de resistencia, o de intento de hacer frente a esa política norteamericana por parte de la UE".
"Que ahora Europa, con una creciente interdependencia con otras economías, que puede ser la china o la rusa, se atreva, aunque sólo sea a amagar, aunque sólo sea 'hacer como qué' tiene algún tipo de política independiente con respecto a los norteamericanos, y puede llevar a cabo represalias contra ellos –aunque ya veremos qué es lo que se hace efectivamente– es una demostración de que el mundo es cada vez más multipolar, y de que el propio genio colérico de los norteamericanos es cada vez menos temido por el conjunto del globo", sentencia José Luis Carretero Miramar.