En toda una vida de muchas vidas. Allí ha impactado en España la crisis global que se desató en 2008, y que más de una década después tiene como resultado, vidas que se dirigen hacia ninguna parte en lo laboral, con todo lo que ello conlleva a nivel, no sólo profesional, sino también personal.
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Más que nunca, aquel verso de Rubén Darío, 'Juventud, divino tesoro', es incomprensible e inabarcable mentalmente para esa juventud que ve cómo pasan los años y la vida delante de sus ojos, y que las decisiones de quienes están en el poder no hacen más que hundirles cada vez más.
En este sentido, el economista José Luis Carretero Miramar afirma que "la economía española lleva mucho tiempo así. Las últimas reformas laborales, tanto la del 2010 realizada por el Gobierno socialista [de José Luis Rodríguez Zapatero] como la de 2012 realizada por el Gobierno de Mariano Rajoy [del Partido Popular], estuvieron encaminadas a aumentar la precariedad, cuando se suponía que iban a combatir la temporalidad, una lacra tradicional del mercado laboral español, donde siempre se ha hablado que existe una dualidad entre aquellas personas que tienen un contrato fijo y unas condiciones laborales más o menos presentables, o más o menos aseguradas, y aquellas personas que tienen una situación de temporalidad, trabajo a tiempo parcial, relaciones discontinuas y lábiles con el puesto de trabajo por la vía de la subcontratación de las empresas de trabajo temporal, etc".
Carretero Miramar incide en que esa dualidad siempre ha existido, pero que con el tiempo ha ido creciendo.
Y avala sus dichos con datos: "Tenemos normalmente en el entorno del 30% de la población activa trabajando en condiciones de contratación temporal en cada momento. Pero hay que tener presente también que en España el 90% de los contratos que se hacen cada año, son temporales. Es decir, que ese 30% está trabajando con contratos de muy corta duración, lo que implica una rotación de una cantidad determinada de trabajadores en puestos de muy corta duración".
"Esta teoría implicaba que ese aumento de la flexibilidad iba a permitir un crecimiento económico continuado. No ha sido así, sino más bien todo lo contrario. Lo que ha permitido realmente es una situación en la que se ha estancado y ha crecido una determinada bolsa de precariedad que es cada vez más grande y abarca sobre todo fundamentalmente a los trabajadores más jóvenes.
En este sentido la Comisión Europea ha presentado un informe donde le da un tirón de orejas a España: advierte sobre el alto nivel de pobreza y desigualdad, así como del generalizado uso de contratos temporales, pese a que el crecimiento económico tenga un balance positivo y el empleo crezca. "La situación social sigue mejorando con el crecimiento económico y del empleo, pero la desigualdad de ingresos y la proporción de población en riesgo de pobreza continúa siendo alta", sostiene el dossier.
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En este contexto, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales [CEOE], la patronal de los empresarios, ha fijado sus exigencias sobre lo que deberá ser la futura configuración del mercado laboral, una vez se vuelvan a poner sobre la mesa los puntos de la contrarreforma laboral que quería sacar adelante el Gobierno y que exigían llevar a término los sindicatos antes de las elecciones del 28-A, posibilidad que fue descartada por la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magadalena Valerio.
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"Este combo, básicamente es el combo liberal que ha llevado tanto a la desaceleración en Europa, como al aumento de la precariedad y a la descomposición de los mercados laborales europeos. Es el proyecto neoliberal expresado de una manera clara por la CEOE", observa el experto.
"En primer lugar critica la neoreforma laboral del PSOE en el sentido de que pudiera ser demasiado favorable a los trabajadores, cuando en realidad es una pequeña actividad de maquillaje, es decir, poca cosa. A la CEOE le parece demasiado porque sigue con la narrativa de aumentar la flexibilidad para favorecer la contratación, que se ha demostrado una y otra vez absolutamente fallida que van encaminadas únicamente al interés inmediato del empresariado, que es contradictorio a medio y largo plazo con el interés de la economía nacional y de la propia economía europea".