Arriar una bandera de forma tangible es una señal de haberse rendido al enemigo. En este caso, aunque sea un simbolismo, demuestra que el país norteamericano abandona su papel de adalid en algo que ha sido su máxima seña de identidad durante décadas.
En este contexto, la isla de Hainan fue el escenario ideal para las promesas de Xi Jinping: permitirá a las industrias de automóviles extranjeras abrir fábricas en China y no estarán obligadas a formar joint ventures con compañías chinas. Asimismo, disminuirá los aranceles sobre los vehículos importados y mejorará el tema sobre la protección de la propiedad intelectual, en un momento en el que EEUU y Europa denuncian episodios de robo y transferencia forzada de tecnologías.
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Al respecto, el profesor de Economía Política de la Universidad del País Vasco Joaquín Arriola, señaló que "la única lectura que se puede hacer no es en función de la decisión de EEUU de imponer aranceles, por ahora al acero y al aluminio, sino que responde más bien al hecho de que China ya ha superado unos ciertos límites de desarrollo tecnológico, y en estos momentos ya no es tan dependiente de la capacidad de generación de nuevas tecnologías y nuevos conocimientos en el exterior, sino que también tienen capacidad de producir su propio conocimiento y de exportarlo".
"Es un procedimiento bastante habitual en la historia de los últimos 200 años, que cuando un país, después de pasar por diversos períodos proteccionistas, adquiere la capacidad tecnológica de convertirse en un líder comercial mundial, inmediatamente se vuelve adicto al libre comercio", observa el analista.
En la cumbre, Xi dijo que China "tiene toda la intención de traducir estas reformas en realidad lo antes posible", y desde el gigante asiático quisieron dejar claro que estas concesiones no tienen nada que ver con la guerra de aranceles que comenzó EEUU.
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Algo con lo que no está de acuerdo Arriola.
"Sí tiene bastante que ver, no solamente con la guerra de aranceles que empezó EEUU, sino con la decisión de la actual Administración norteamericana de ceder, a quien lo quiera tomar, el liderazgo en materia de libre comercio".
En su anuncio aperturista, Xi mencionó la Nueva Ruta de la Seda que promete interconectar económicamente a más de 60 naciones entre Asia, África y Europa, y sobre este proyecto insistió: China "no tiene cálculos geopolíticos, no busca zonas exclusivas y tampoco impone acuerdos comerciales sobre los demás".
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Ya en una conferencia en una Universidad de Hong Kong, y en alusión a las tensiones comerciales los crecientes riesgos fiscales y financieros, y la inseguridad geopolítica, Lagarde avisó: "El cuadro general ahora es luminoso, pero se pueden ver nubes negras aparecer por el horizonte. La ventana de oportunidad está abierta. Pero a partir de ahora hay una nueva urgencia, porque las incertidumbres han aumentado de forma significativa".
Esto recuerda un artículo firmado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker y publicado por el diario El País de España el pasado 14 de diciembre, titulado "Arreglemos el tejado de Europa mientras brilla el sol". En uno de los párrafos, Juncker escribió: "Como reza el viejo dicho popular, hay que arreglar el tejado cuando el tiempo es clemente y brilla el sol. Tenemos ahora la oportunidad y la obligación de conseguir que la economía y nuestra sociedad sean más robustas y estén mejor adaptadas de cara al futuro".
Para Arriola, el mensaje de Lagarde respecto a la idea de Donald Trump de proteccionismo caerá en saco roto "porque da la impresión que los responsables internacionales no tienen muy claro 'dónde están las goteras en el tejado' y cuál es el procedimiento más adecuado para arreglarlo".
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Arriola no lo ve del mismo modo.
"Obviamente, con los cambios que están teniendo lugar a nivel internacional, organismos como el FMI tienen que hacer valer su importancia, y termina como en este caso, colocándose medallas que no le corresponden. Quien ha hecho reducirse de forma drástica la pobreza a nivel internacional son las políticas intervencionistas — que no son precisamente las que aprobó el FMI – que han permitido el desarrollo industrial de muchos países", concluye Joaquín Arriola.