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Gibraltar: ¿humillación de España o derrota 'pirata'?

Gibraltar: ¿humillación de España o derrota 'pirata'?
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Luz verde al acuerdo del Brexit pergeñado por Theresa May en Chequers y rematado en una sesión maratoniana de cinco horas con su Gabinete, y cuya consecuencia más inmediata y directa fue una dimisión múltiple y en cascada de miembros de su Gobierno. Londres le presentó el borrador a Bruselas que salió corriendo a aprobarlo.

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España
La derecha española critica el acuerdo de Gibraltar
Casi como aquella frase popular que dice 'coge el dinero y corre', así reaccionó la Unión Europea [UE] al acuerdo del Brexit a propuesta del Reino Unido. "El único posible", según argumentaron desde ambas partes para apurar el gancho de los 27 que permanecen a bordo, y del único en la historia del bloque que decide bajar de este 'crucero del amor', y subirse a lo que entiende que es el verdadero bote salvavidas.

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Pero ante esta situación un tanto sospechosa desde ambas partes –ya que hasta ese momento nadie daba el brazo a torcer–, España tardó en plantearse cómo era posible tal agilidad y definición a un toque, si lo llevamos al terreno futbolístico, en el que ambas partes resolvieron la jugada.

Y cuando en Madrid se dieron cuenta de la jugada de pizarrón de Theresa May, ya estaba todo el pescado vendido. O casi. Y es que casi al final del texto de ese acuerdo plasmado en las ya famosas 585 páginas, apareció un ruido semántico, que a su vez era una ramificación de uno de los primeros artículos. Y en la Moncloa habían demorado demasiado en darse cuenta, de algo que en un grito a voces se entiende como un caramelito que la UE le brindó a May para aliviar tanta hiel en su garganta.

Al respecto el Dr. Armando Fernández Steinko, opina "que [el negociador del Brexit por la UE, Michel] Barnier ha hecho una negociación dándole un poco ese caramelo a Theresa May dejando indefinida la cuestión de Gibraltar 'a ver si colaba', un poco para echarle un capote, sin consultar a la parte española. Es decir, para facilitarle a Theresa May la tarea que tiene por delante y que es convencer a su gente de que es un buen resultado".

La nocturnidad del acuerdo se aloja en el artículo 184, que deja claro que será la UE la que negociará con Reino Unido, de forma rápida y eficaz los acuerdos que mandaten su futura relación, sin referencia alguna al necesario consentimiento de España. En el combo entra el artículo 3, que considera a Gibraltar como parte integrante del Reino Unido a efectos de la aplicación del acuerdo. 

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A esas alturas en la UE nadie quiso abrir el melón, pero sí hacerle un injerto. Lo que realmente no se sabe, es si ese injerto finalmente va a prender, o terminará cayéndose, de acuerdo a las diferentes interpretaciones y declaraciones de uno y otro lado del canal de la Mancha. Por melón, entendemos al acuerdo del Brexit que alcanzaron Londres y Bruselas. Por injerto, las cartas firmadas por Reino Unido y la UE, supuestamente aclaratorias y para que España pueda conciliar mejor el sueño.

Y es que para el Gobierno de España era vital que se modificara la redacción del artículo 184 y de la declaración política sobre el futuro de las relaciones entre el bloque comunitario y el Reino Unido. Y lo máximo que obtuvo fue una carta de Londres, que para muchos especialistas está llena de vaguedades y ni siquiera se menciona, ni a España, ni a Gibraltar, y por otro lado, una carta del Concejo Europeo que no está reconocida por el Reino Unido al no haberla firmado.

El encargado de la parte británica de remitir la carta 'aclaratoria' para España y el resto del bloque al Concejo Europeo fue un personaje de escaso rango para una resolución de esta envergadura: el embajador del Reino Unido ante la UE, Tim Barrow. Para más señas, la misiva contiene un solitario párrafo: 

"El único propósito del artículo 184 del acuerdo de salida es crear obligaciones de compromiso para la Unión y el Reino Unido para negociar acuerdos que rijan la relación futura, […] no impone obligaciones respecto al alcance territorial de dichos acuerdos" […] ergo "no es obligación ni presunción, sobre la base de esa disposición, que dichos acuerdos tengan el mismo alcance territorial que el previsto en el artículo 3 del acuerdo de salida" [donde sí se menciona a Gibraltar].

Y luego está la carta que firman los presidentes de la Comisión y el Concejo Europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, respectivamente. En ella confirman su "visión compartida" de las inquietudes de España y su "comprensión" y "solidaridad" respecto a Gibraltar. Subrayan que los acuerdos independientes a los que puedan llegar la UE y Londres sobre el Peñón, una vez producido el Brexit, requerirán de la "conformidad previa" de España. Clarifican además el sentido del artículo 184 del acuerdo: Gibraltar "no será incluido" en la visión territorial de los acuerdos que se cierren entre la Unión y el Reino Unido.

Según expertos, los problemas de estas dos misivas son dos: uno, que sus redacciones son vagas y no aclaran ni cambian nada, y el otro, es que no son jurídicamente vinculantes desde el punto de vista del derecho de la UE, sino que más bien se trataría de un acto de buena fe de las partes. Lo que viene siendo papel mojado.

Desde Madrid, Pedro Sánchez pregonó: "Con el Brexit perdemos todos, pero en Gibraltar, España gana", a lo que Theresa May lanzó el contrapunto: "Estoy orgullosa de que Gibraltar sea británica y su estatus no va a cambiar".

Fernández Steinko expresa en este sentido que "en cualquier caso, esto no es una cuestión de ahora, esto es un tema que afecta al futuro de la negociación entre Reino Unido y la UE, porque este acuerdo que se ha firmado realmente no ha solucionado nada. Es una especie de prórroga para de aquí a dos años, volver a empezar a negociar, y ahí –aunque tal vez me equivoco– hay una obligación de la parte británica de aceptar el hecho de que toda la negociación que afecte a Gibraltar de aquí a dos años que es cuando habrá que volver a abrir el melón de la negociación, pues España tiene la última palabra".

No obstante, el analista matiza que "puede ser que le hayan 'colado un gol' a Pedro Sánchez, no sé hasta qué punto puede ser verdad. Pero el tema está muy politizado, también la oposición española ha insistido mucho en que esto es una capitulación, pero las derechas españolas [partidos de derecha] son muy poco fiables en lo que se refiere a la realidad, porque ellos han demostrado en muchas ocasiones anteponer la lucha partidista a cuestiones de Estado. Esto en España es un gran problema", sentencia el experto.

Mientras, este domingo el diario el país publicó una columna firmada por la escritora Almudena Grandes bajo el título "La roca" en referencia a Gibraltar, donde se puede leer:

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"Su única importancia verdadera proviene de su indigna condición de paraíso fiscal, que explica tanto su riqueza como los puestos de trabajo que está en condiciones de ofrecer a la población del área que lo circunda. Mientras la Comunidad Internacional consienta que los paraísos fiscales sigan existiendo, Gibraltar será relevante para España por la oferta laboral que alivia el paro endémico del Campo que lleva su nombre. Cualquier acuerdo que garantice esos puestos de trabajo es un buen acuerdo, pero nada más. No sufran por Gibraltar, háganme caso. Si se acercan a San Roque, suben hasta el mirador más alto y hacen el esfuerzo de buscar El Peñón en el Estrecho, me entenderán".

Al respecto Fernández Steinko apunta que "Almudena Grandes es una buena escritora, una buena novelista, pero desde luego de geopolítica no sabe mucho. Sí, Gibraltar sigue siendo desgraciadamente un sitio muy importante desde el punto de vista geopolítico. Gibraltar es un peñón de una importancia extraordinaria: no existe en ningún lugar del mundo una especie de broche que permita cerrar completamente una masa marítima como la del [mar] Mediterráneo. Algo parecido existe en el Bósforo, pero claro, el mar Negro es mucho más pequeño que el mar Mediterráneo". 

"Si estuviéramos en un mundo pacífico, multilateral, en el que los Estados se ponen de acuerdo, cada vez hay menos armamento y más confianza, le daría la razón a Almudena Grandes. Pero una cosa es la realidad, y otra es el deseo. Lo que dice sobre el paraíso fiscal es absolutamente cierto, pero eso no explica nada. Eso tampoco es un consuelo muy grande", sentencia Armando Fernández Steinko.

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