El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, comunicó recientemente que Washington, que coopera con Bagdad y los kurdos iraquíes en la lucha contra Daesh —grupo terrorista, proscrito en Rusia y otros países— se muestra extremadamente preocupado por la escalada del conflicto entre las fuerzas iraquíes y los peshmerga —las Fuerzas Armadas de la autonomía kurda—.
Por su parte, el líder supremo de Irán, Alí Jamenéi, declaró durante su encuentro con el primer ministro iraquí, Haider Abadi, que Bagdad no debería contar con Washington en la lucha contra Daesh.
"No confíen en América: eso les hará daño en el futuro", declaró Jamenéi.
El 16 de octubre, el Ejército iraquí asedió la ciudad de Kirkuk, controlada desde 2014 por los peshmerga kurdos. Las fuerzas gubernamentales lanzaron su ofensiva contra esta localidad tras la celebración del referéndum sobre la independencia del Kurdistán iraquí.
Abadi explicó que la operación en Kirkuk era necesaria porque perseguía el objetivo de proteger la unidad del país. Paralelamente, el Consejo de Seguridad del Kurdistán iraquí acusó a Bagdad de "haber atacado sin razón" y advirtió que los peshmerga seguirían "defendiendo al Kurdistán iraquí, a su pueblo y sus intereses".
El 26 de octubre, el Consejo de Seguridad del Kurdistán iraquí comunicó que las fuerzas armadas de Irak y las milicias abrieron fuego contra las posiciones de los peshmerga cerca de Mosul.
Con todo esto, el analista no excluye la posibilidad de que se produzca un conflicto entre las fuerzas gubernamentales de Irak y las milicias proiraníes que hoy en día luchan en el mismo bando.
"[Esto puede ocurrir] porque es muy difícil integrar a las milicias en las Fuerzas Armadas de Irak, ya que la influencia iraní que se ejerce sobre ellas es grande. Pienso que, próximamente, un conflicto surge entre Bagdad y Teherán en el territorio iraquí", concluyó.
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