El columnista Dmitri Vasíliev apunta que además de la región más 'popular' amenazada —los montes Cárpatos—, las plantaciones de árboles desempeñan un importante papel en la ecología de Donbás. Y aunque las zonas cubiertas de bosques en las regiones de Lugansk y Donetsk no son muy extensas, su valor es fundamental.
Los recursos —tanto financieros como humanos— y el precio de un árbol plantado en estas regiones son mucho mayores que en otras partes del país. No obstante, según el autor, la URSS tenía varias razones para resolver el problema de la 'escasez forestal' de Donbás.
En tercer lugar, los bosques permiten a la industria agrícola funcionar con más eficacia y mostrar un rendimiento estable.
"Se puede decir que un Donbás sin bosques es una estepa con vientos secos, poco adecuada para cualquier vida y actividad económica", destaca Vasíliev.
De esta manera, un "cambio cualitativo" en Donbás también afectará a numerosas regiones de Ucrania. Asimismo, Kiev se da cuenta de que las futuras generaciones se verán obligadas —independientemente de la futura política del país— a neutralizar las consecuencias de la destrucción de los bosques.
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En las partes de Donbás controladas por Ucrania se está acelerado el ritmo de la desforestación. La magnitud de la catástrofe está bien ilustrada por el hecho de que las tormentas de arena ya han vuelto a la región. Según las autoridades de Lugansk, Ucrania eliminó alrededor de 40.000 hectáreas de bosques, lo cual "aumenta considerablemente las consecuencias de la guerra para las zonas verdes".
"Kiev no está interesado en la preservación del bosque como tal, sino que tiene que obtener una buena recompensación por la abolición de la ley", subraya.
No obstante, aunque la ley sigue vigente, se lleva a cabo la desforestación ilegal de los bosques en grandes cantidades. Posteriormente los árboles talados se exportan a los países europeos por precios ridículos, lamenta el autor.