Las relaciones con Rusia están ahora en uno de los puntos más bajos de su historia, por lo que Trump "me dio instrucciones para restaurarlas", informó el mismo secretario de Estado en Wellington. El mandatario también dijo que el escándalo político que involucra la presunta injerencia rusa en la campaña electoral en Estados Unidos en vísperas de las elecciones presidenciales del año pasado no debe interferir con el trabajo de los diplomáticos estadounidenses en la mejora de las relaciones con Moscú.
"La tarea que enfrenta el secretario de Estado no es nada fácil (…) La cuestión más difícil entonces y ahora sigue siendo Siria. Washington y Moscú todavía están muy en desacuerdo en los medios a utilizarse para resolver este problema ", explica Manukov.
Asimismo, el analista recuerda que a pesar de las reiteradas declaraciones de Washington, en las que se culpa a Moscú, no se puede dar por terminadas las negociaciones entre Rusia y EEUU.
Según él, las relaciones con Rusia siguen ocupando un lugar muy importante en la política interior de EEUU.
"El hecho de que Donald Trump no tenga intenciones de ceder ante la presión de sus oponentes y abandonar los intentos de mejorar estas relaciones significa mucho. Por ejemplo, significa que la nueva Administración ya se ha adaptado a esta situación. Parece que tras cuatro meses en la Casa Blanca, el presidente ya está acostumbrado a los ataques de varios oponentes y ha aprendido a resistir los embates", cree Manukov.
Para confirmar su tesis, recuerda que Trump renunció a la idea de crear en la Casa Blanca una especie de centro de mando para responder a los ataques de los enemigos asociados con el 'escándalo ruso'. Además, Trump no tiene intenciones de prohibir al exdirector del FBI, James Comey, testificar en el Congreso.
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