Sin embargo, hay razones para esperar que el ajuste de la economía a las nuevas condiciones externas e internas esté llegando a su fin, y el próximo año sea un período de estabilización macroeconómica general. En 2017, el economista espera ver la recuperación simultánea del crecimiento del PIB, un rublo estable, una mayor disminución de los tipos —tasas— de inflación y de interés.
El auge económico se asegurará por el restablecimiento de la demanda interna. Los consumidores rusos ampliarán su actividad debido al incremento de los salarios reales, la falta de reducción de otros tipos de ingresos en términos reales y la finalización del proceso de recuperación de ahorros. La demanda inversora va a reactivarse al reducirse el nivel de incertidumbre y aumentar la flexibilización de las condiciones de crédito.
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El rublo se ha estabilizado y no hay razones para creer que esta situación vaya a cambiar, continúa Kuzmín. La razón principal de tal confianza del analista es el mantenimiento de niveles bajos de salida de capitales. De acuerdo con sus estimaciones, la salida neta de capitales de Rusia en 2016-2017 puede estar en unos 50.000 millones de dólares, que es 4 veces menos que en 2014-2015.
¿Cuáles son los principales riesgos de la situación actual? Desde el exterior son, por supuesto, los precios del petróleo y la geopolítica. De los riesgos internos, desataca la situación con los presupuestos generales. El presupuesto es el último parámetro que Rusia no ha llevado plenamente en conformidad con las nuevas realidades.
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El Ministerio de Hacienda está realizando todas las medidas necesarias para la aplicación de la estrategia a largo plazo con el fin de lograr la consolidación fiscal; hay que esperar que ninguna acción por parte del Gobierno u otros eventos internos interfiera con estos planes, concluye el experto.