Según este experto, los más infieles son los médicos. Sin embrago, no se trata de los ginecólogos o los sexólogos, como muchas personas suelen pensar, sino de los cirujanos y cardiólogos. Los profesionales médicos no necesitan los 'rollos de verano' porque disponen de montones de oportunidades para encontrar nuevas relaciones en el trabajo, a diferencia de los empleados de oficina que cometen más infidelidades durante el período estival.
"Los hombres casados están más inclinados a cometer una infidelidad y eso no tiene nada que ver con si el matrimonio es feliz o no", añade el experto.
Aproximadamente solo el 24-26% de las parejas casadas son fieles, según dice Poleev. Los numerosos estudios psicológicos realizados a voluntarios muestran que durante la vida conyugal, cerca del 75% de los hombres y el 33% de las mujeres mantiene relaciones sexuales con otras personas fuera de la pareja.
"Lo curioso es que el número de hombres infieles no cambia con el tiempo, pero el número de las mujeres aumenta un 0,1% cada año, algo que se atribuye a la emancipación", afirma el profesor.
Además, añade que anteriormente las mujeres se casaban sin tener mucha experiencia sexual pero que en la actualidad una mujer educada que vive en una gran ciudad ha tenido unos siete amantes antes de llegar al matrimonio.
"La infidelidad física femenina ocurre con menos frecuencia, y si sucede, muchas mujeres contemporáneas la perciben de manera distinta a como lo hacían las mujeres de hace 20 años", explica el profesor. Asimismo, añade que ahora para las mujeres de diferentes edades es necesario e importante disfrutar del momento y, por lo tanto, entablan fácilmente relaciones sexuales con hombres que no son sus esposos pero con los que "no tienen ninguna intención de continuar la relación".
Hablando de la "conducta amorosa" de los rusos, el sexólogo afirma que Rusia es el único país civilizado donde no existe igualdad entre el número de hombres y mujeres debido a la elevada tasa de mortalidad entre los hombres, un gran número de los cuales padecen alcoholismo y "no tienen una cotización elevada por su calidad de amantes".
"Los rollos continúan desarrollándose después de las vacaciones. Actualmente constituyen un peligro más grande que antes para los matrimonios", profundiza Poleev, enfatizando que las parejas pueden beneficiarse de ellos porque —además de ser "mucho más baratos que los psiquiatras"— son "un increíble método terapéutico de luchar contra la neurosis".
Poleev está seguro de que los hombres no son capaces de existir "fuera del control de las mujeres" a causa de su dependencia de estas, por lo tanto las despedidas —sean por vacaciones u otras razones— no deben durar más de una semana o —alerta el profesor— la falta de "contacto corporal" es capaz de sembrar el pánico en el hombre, lo que desembocará en una infidelidad.