El militar dijo que los radares y los puestos de guiado, que operan desde el pasado 1 de diciembre en Nueva Zembla y en otro archipiélago, Tierra de Francisco José, detectan "interés hacia el Ártico por parte de otras naciones y constantes vuelos de aviones espías en altas latitudes".
Las unidades de defensa antiaérea, según Denísov, protegieron del ataque infraestructuras de la Flota del Norte, edificios administrativos y empresas regionales de la industria y del sector energético.
El periódico saca de estas palabras la conclusión de que el nuevo regimiento de misiles antiaéreos en Nueva Zembla "cubrirá no solo el polígono nuclear y los objetivos de la Armada sino también una planta de enriquecimiento, la mayor del mundo, que se está construyendo en la región; será parte de la corporación Rosatom y producirá plomo, cinc y otros metales".
