El periódico comenta que Bielorrusia no solo se ha visto impactada por la devaluación del rublo y necesita préstamos de Moscú sino también enfrenta la inminente necesidad de saldar unos 4.000 millones de dólares de su deuda pública, gastos que de momento no se puede permitir.
Además, el propio Lukashenko se encuentra en una situación fuera de lo habitual: un repentino deshielo con la Unión Europea, que Novie Izvestia atribuye sobre todo a su misión pacificadora en el conflicto en Donbás, siendo Minsk la sede de varias reuniones del Grupo de Contacto Trilateral para el arreglo de la crisis ucraniana.
Así es el optimismo que la viceministra de Exteriores bielorrusa, Elena Kupchina, ha llegado a afirmar que Minsk y los Veintiocho pueden firmar en mayo próximo, durante una cumbre de Asociación Oriental en Riga, un acuerdo para simplificar el sistema de visados.
Según Novie Izvestia, este acercamiento –si es demasiado profundo– puede impedir que Lukashenko recurra a su estrategia de siempre: apoyar las iniciativas de Moscú a cambio de la ayuda financiera.
Mientras, el ministro de Finanzas ruso, Antón Siluánov, afirmó que el posible crédito no se abordó durante esta cumbre aunque, estima el diario, el asunto sí pudo figurar en el encuentro cara a cara entre los dos líderes.
"Quienes creen que enfrentamos problemas insuperables se van a llevar una decepción: Vladímir Putin y yo sabemos qué se debe hacer en esta situación complicada, la que vamos a superar juntos tal y como les corresponde a los pueblos hermanos", afirmó Lukashenko en la rueda de prensa final.
Ambos mandatarios declararon que confían en potenciar la integración entre Rusia y Bielorrusia dentro de la Unión Económica Euroasiática y que han acordado firmar un acuerdo de cooperación económica y comercial, lo que será "nuestro plan anticrisis", aseguró Putin.
