Una parte de estos combatientes son representantes de la diáspora asiria, pero algunos no tienen nada que ver con Oriente Medio.
Entre los voluntarios, según Reuters, hay los que consideran que luchan contra el EI "por su propia fe".
Las formaciones armadas cristianas operan en Irak desde mediados del año 2014. Les presta apoyo financiero la diáspora asiria en países occidentales, pero también regresan a Oriente Medio exmilitares de la OTAN que ya combatían en esta región.
Según las palabras de uno de ellos, la guerra contra el EI es más difícil que los enfrentamientos con chiíes en 2006. "Ahora estoy luchando por el pueblo y la fe y el enemigo es más fuerte y cruel", afirma.
Otro voluntario británico también considera que está luchando por el futuro de la religión que profesa. "Tenemos aquí nuestro último baluarte, si cae, la religión cristiana dejará de existir en Irak", concluye.
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